sábado, 21 de noviembre de 2015

ONCE UPON A TIME...

…un mundo fantástico cuyo mayor hacedor era el gran Mickey Mouse! Él empujaba las nubes oscuras para que los niños disfrutaran de sus paseos por los diferentes parques temáticos juntos a sus pacientes padres, quienes llevaban agua fresca en sus mochilas e iban cargando bolsas con regalos por caminos de ensueño. La protagonista de esta historia tiene cinco años y pudo conocer y admirar el maravilloso Walt Disney World con ojos asombrados y agradecidos. Quienes estuvimos a su lado no solo fuimos testigos, sino que coprotagonizamos con gran satisfacción sus encuentros con princesas y personajes, viajamos en Dumbos y Dinos y carroussels con múltiples caballitos subiendo y bajando en interminables vueltas y vueltas, asistimos a espectáculos musicales, principescos pasos de comedia, tuvimos experiencias con vuelos interplanetarios, y un viaje en el tren de los enanitos, muy engañador en su inocente presentación, pero transformado en una temible montaña rusa a poco de andar. Salimos airosos, aunque nos juramos no repetirlo. Indiana Jones resultó un espectáculo digno de Hollywood, muy impresionante. El Fantasmic, ya entrada la noche, nos mostró el esplendor de un lugar creado y diseñado a la medida de las súper producciones. Cada mañana nos levantábamos muy temprano para tener el tiempo suficiente y no perdernos nada. Creí, confiada, que adelgazaríamos varios kilos con tantos paseos, pero el contrapeso, las comidas, no nos permitieron lograrlo. Orlando es una ciudad limpia, ordenada, vimos a toda la gente trabajando con sonrisas, buenos modos, cada uno en su pequeña pero importante tarea para que el turista se sienta cuidado y respetado. Volvimos con nostalgia pero reconfortados, el esfuerzo para llevar a cabo este viaje valió la pena.