En estos tiempos de
confrontación y desencanto andamos a tientas por distintos caminos, quienes
votamos por este gobierno. Algunos siguen apoyándolo, otros se desengañan y lo
critican, arrepentidos. Quienes están en la oposición se dividen en dos
categorías, todo está mal y se tienen que ir antes de tiempo, o que vuelva el
anterior aunque a todas luces no fue mejor. Los ajustes económicos no ayudan a
tranquilizar los ánimos. Tengo una edad que atestigua repetición de situaciones
como ésta por años y años. No aprendemos, no tenemos paciencia, se utiliza el
pasado para glorificarlo o para condenarlo, nunca para aprender y sacar
experiencia. Repasando la historia de nuestra patria todo fue así desde su concepción,
entonces, ¿qué podemos esperar para el futuro? Si gobernó el conservador,
perjudicó al pueblo, si gobernó el pueblo, los grandes poderes los aplastaron.
Siempre la culpa fue del otro. Y se habla entonces de sentarse a una mesa todos
juntos para un entendimiento, me río con tristeza solo de pensarlo, se tirarían
con toda la vajilla por la cabeza, seguramente. Quizás el título sea una
quimera, pero deberíamos poder lograrlo, como dice nuestro Martín Fierro: ….”porque
si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”.
miércoles, 22 de agosto de 2018
martes, 7 de agosto de 2018
7 DE AGOSTO, SAN CAYETANO, PATRONO DEL TRABAJO
Ella era el
símbolo del trabajo, por eso seguramente eligió ese día para irse, hace ya
muchos años. Ni estando en vacaciones descansaba, iba a casa de amigas que la
invitaban desde diferentes lugares, y colaboraba en la cocina o haciendo
sugerencias para la disposición de los muebles o incluso modificaciones
edilicias. La familia siempre contó con su ayuda aun sin pedirla. Se aparecía
con regalos o simplemente un día tocaban el timbre y era un modular, o un
lavarropas, encargados por ella para quien consideraba lo estaban necesitando.
El desconcierto daba paso a la gratitud, claro, pero costaba acostumbrarse a
esa modalidad tan suya. Recuerdo a uno de estos señores que llegaban con los
envíos decir: ¿Su mamá nunca regala pañuelos? Desde chica la veía buscar qué
hacer para mejorar, siempre alguna idea aparecía que le brindaba progreso. Así
supo conseguir su propia vivienda, ya separada, y darse el lujo de dejársela a
uno de sus hijos cuando se casó y movilizarse de inmediato para obtener otra
donde ir a vivir. Entre préstamos y créditos lo consiguió. Como decía, el
trabajo era su motor, nunca la escuché quejarse por cansancio. El último año de
su vida sí decidió que ya era suficiente y se dejó estar. Ya no pudimos
convencerla para continuar, pero tuvimos la oportunidad de ayudarla a ella, que
tanto había hecho por todos los que la rodeaban. No sé si le agradecimos lo suficiente
y si lo recibió de la misma manera, los que quedamos todavía por estos lares le
seguiremos diciendo, ¡gracias Blanquita!
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