miércoles, 22 de agosto de 2018

TOMAR DISTANCIA PARA PODER PENSAR CON CLARIDAD


                        En estos tiempos de confrontación y desencanto andamos a tientas por distintos caminos, quienes votamos por este gobierno. Algunos siguen apoyándolo, otros se desengañan y lo critican, arrepentidos. Quienes están en la oposición se dividen en dos categorías, todo está mal y se tienen que ir antes de tiempo, o que vuelva el anterior aunque a todas luces no fue mejor. Los ajustes económicos no ayudan a tranquilizar los ánimos. Tengo una edad que atestigua repetición de situaciones como ésta por años y años. No aprendemos, no tenemos paciencia, se utiliza el pasado para glorificarlo o para condenarlo, nunca para aprender y sacar experiencia. Repasando la historia de nuestra patria todo fue así desde su concepción, entonces, ¿qué podemos esperar para el futuro? Si gobernó el conservador, perjudicó al pueblo, si gobernó el pueblo, los grandes poderes los aplastaron. Siempre la culpa fue del otro. Y se habla entonces de sentarse a una mesa todos juntos para un entendimiento, me río con tristeza solo de pensarlo, se tirarían con toda la vajilla por la cabeza, seguramente. Quizás el título sea una quimera, pero deberíamos poder lograrlo, como dice nuestro Martín Fierro: ….”porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”.


martes, 7 de agosto de 2018

7 DE AGOSTO, SAN CAYETANO, PATRONO DEL TRABAJO


Ella era el símbolo del trabajo, por eso seguramente eligió ese día para irse, hace ya muchos años. Ni estando en vacaciones descansaba, iba a casa de amigas que la invitaban desde diferentes lugares, y colaboraba en la cocina o haciendo sugerencias para la disposición de los muebles o incluso modificaciones edilicias. La familia siempre contó con su ayuda aun sin pedirla. Se aparecía con regalos o simplemente un día tocaban el timbre y era un modular, o un lavarropas, encargados por ella para quien consideraba lo estaban necesitando. El desconcierto daba paso a la gratitud, claro, pero costaba acostumbrarse a esa modalidad tan suya. Recuerdo a uno de estos señores que llegaban con los envíos decir: ¿Su mamá nunca regala pañuelos? Desde chica la veía buscar qué hacer para mejorar, siempre alguna idea aparecía que le brindaba progreso. Así supo conseguir su propia vivienda, ya separada, y darse el lujo de dejársela a uno de sus hijos cuando se casó y movilizarse de inmediato para obtener otra donde ir a vivir. Entre préstamos y créditos lo consiguió. Como decía, el trabajo era su motor, nunca la escuché quejarse por cansancio. El último año de su vida sí decidió que ya era suficiente y se dejó estar. Ya no pudimos convencerla para continuar, pero tuvimos la oportunidad de ayudarla a ella, que tanto había hecho por todos los que la rodeaban. No sé si le agradecimos lo suficiente y si lo recibió de la misma manera, los que quedamos todavía por estos lares le seguiremos diciendo, ¡gracias Blanquita!