Esta
curiosa definición es el resultado de mi experiencia personal. Desde hace
bastante tiempo disfruto de una paz que me llevó bastante trabajo obtener. Como
resultado tengo unos seis kg de más, alegremente conseguidos sin ningún
esfuerzo de mi parte. Ya hace algunos años, un sacerdote argentino muy
particular había definido a la paz como un egoísmo más que como un logro.
Decía que ese estado nos lleva a una beatitud muy cómoda
pero que nos desconecta del entorno agitado con el cual debiéramos estar en
sintonía. Por supuesto que no se refería a la paz entre los pueblos, sino a esa
otra sensación personal y placentera. Así que desde mañana lunes me propongo
iniciar una etapa de stress acelerado a bordo de unas buenas zapatillas y unas
cuantas cuadras para recorrer, además de cerrar un poco la boquita ante
manjares tentadores. Perder un poco de paz me liberará de esos kilitos
molestos.