jueves, 31 de marzo de 2011

                                     SER  MAMÁ

                                        Para SANDRA, mi hija primeriza


    
                      Infinidad de consejos, charlas informativas, libros, revistas, notas en Internet con variedad de tono y color, nos ilustran a las mujeres sobre el tema. Leemos todo lo que se publica, intercambiamos datos con amigas y conocidas; todo es poco para saber. Esa criatura que está por entrar a un mundo nuevo, conlleva la carga inmensa de nuestra supuesta sabiduría. Pero ante el primer llanto, salimos despavoridas buscando ayuda. Tratamos de ubicarnos en un lugar lógico, nos mostramos frágiles, incautas, queremos que nos comprendan y valoren en nuestra sinceridad. Por supuesto, no sabemos nada, el bebé llega a una madre recién estrenada, y tendremos que aprender a conocernos. Los interrogantes nos ahogan: ¿Y ahora qué hago, en qué me metí?  Y la depresión post-parto, ese fatal sentimiento que nos “inunda sin querer”?  Todo puede empeorar con el tiempo. A no desesperar. El resultado puede ser una hermosa beba como la que estamos disfrutando mi hija y yo. Y todos los demás integrantes de la familia, por supuesto.


                      

lunes, 28 de marzo de 2011

                                 SALIR DE LA SILLITA
          
            En este momento de mi vida, la soledad es una aliada para traer tranquilidad, reflexión, planeamiento y enfocarme en un posible futuro, sin olvidar que el azar interviene, queramos o no. Como no surgen aún ideas claras referidas a ese futuro, una cierta ansiedad me asalta de pronto, ligada a la presión que, sin querer, ejercen los que me rodean y quieren ver aseguradas cuanto antes las posiciones familiares, rotas por el divorcio. Ya bastante tengo con haber mantenido la calma en medio de la tormenta, no me pidan que maneje el barco. El piloto automático está funcionando con eficiencia a la espera de la dirección adecuada.
             El fracaso fue inevitable, no puedo buscar un remedio para justificarlo. Muchas cosas, durante demasiado tiempo, no funcionaron como debían y la inercia tomó el lugar de la acción. Mi error fue mi omnipotencia, el creer que podría llevar adelante una familia, sin contar con que la otra parte no estaba haciendo lo mismo, a pesar de que lo enunciaba. Bueno, eso siempre fue así, debo reconocer que nadie me engañó. El doble discurso estuvo instalado desde el principio de nuestra relación. Yo creí que, como el propósito más elevado era formar una familia y llevarla adelante, implícitamente se haría cargo de su parte. Pero me equivoqué, le resté importancia a su conducta doble, a lo que hablaba con los demás y lo que mostraba hacia adentro. En algún momento, el personaje se lo comió y acá estuvo el discurso y afuera el accionar en sentido contrario. Como un escenario giratorio, donde los espectadores van viendo distintas escenas de acuerdo al lugar que se muestra. Y un día me encontré con que ya no era la compañera de un hombre que quería vivir conmigo el resto de su vida, sino alguien que se interponía en su camino para lograr su propia felicidad. Entonces, fui yo la que le dije que se comportara decentemente por una vez y me dejara tranquila. Pienso que uno acepta algunas cosas mientras se siente recompensado, pero cuando ve la crueldad, la injusticia caérsele encima sin miramientos, pone el punto final. Y eso fue lo que me pasó, sentí la soledad y el dolor de toda una vida en un solo día. Cuando pongo las cosas en perspectiva, siento que no tuvo más remedio que hacer lo que hizo, al fin y al cabo su sueño fue siempre viajar por el mundo y esta oportunidad no se le podía escapar. Y él es un hombre agradecido con las mujeres que le dan lo que quiere. Por eso me sacó a mí para darle a ella. Soy muy consciente de que me perjudiqué económicamente, pero esa nunca fue mi premisa. Mi costado sentimental piensa que no voy a quedar desamparada, que podré autoabastecerme en mis necesidades básicas, sin tener que depender ni ser una carga para nadie.
           No puedo evitar seguir sintiendo ternura cuando pienso en él, o cuando lo veo llegar cada mes y le cebo mate, charlando de cualquier tema  de interés mutuo. Mis sentimientos no cambian porque haya decidido seguir sola, lo que cambió fue mi posición, ser yo misma desde un lugar más equilibrado. Eso me da la tranquilidad de poder mostrar lo que siento, más allá de que los otros entiendan o no. La esencia de una persona no cambia, y yo quiero su esencia. Comprendo lo que hace porque lo conozco y sé de sus necesidades, como también sé que nunca las va a colmar; lo que siempre necesitó, fue lo que no pudo tener cuando nació. Sospecho también que no va a cejar en su lucha. Porque enfrentarse a esa dura realidad no entra en sus cálculos. Está viviendo su sueño y se muestra feliz, planea su próximo viaje, moviendo todos los hilos para dejar a cada uno lo que le corresponde y poder disfrutar de su paseo por el viejo continente. Eso es lo más justo para él y aquel que no comprenda esto, no le hará justicia.
             Y aunque en mi entorno apuesten a que consiga una nueva pareja con la cual compartir lo que venga, voy a tener que desilusionarlos, no está en mí esa posibilidad. Ya tuve un proyecto de familia, lo llevé a cabo lo mejor que pude y ahora es el tiempo de vivir en soledad, no hay que asustarse de la palabra, no tiene que ser definitiva, sólo de a ratos. Mi deseo es terminar la vida cerca del mar, en algún lugar modesto y sin demasiadas pretensiones, cubiertas las necesidades básicas. Cuando haya colaborado con todos los que me requieran en lo más perentorio, decidiré qué camino tomar. Tal vez no todos entiendan esta decisión, espero que el tiempo me ayude a convencerlos. Y que no pienso tomar la ruta de Alfonsina, sino estar en contacto con la naturaleza, andar por la arena, cerca del agua, fresca en verano y abrigada en invierno.


            

sábado, 26 de marzo de 2011

TE DE DURAZNO

En estos días, me siento a escribir o a leer en la compu con mi té de durazno, al mate lo dejo para cuando puedo atenderlo seguido, termino tomándolo frío y con palitos flotando. Y por suerte, o desgracia para él, según como se mire, mi hijo más chico anda distanciado de la novia y me acompaña seguido en las mateadas. A veces es muy compulsivo, estoy dudando si uso yerba mate o si está alterada con algún yuyo adictivo, porque pide mate a toda hora, turnos mañana tarde y noche si está en casa, y también turnos intermedios en los fines de semana largos como este. Digamos que voy zafando de lunes a viernes porque estudia y trabaja, ahí se mantiene sólo el mañana y noche. Retomo el té de durazno, es muy reconfortante encontrarlo cada tanto, aunque ya esté helado siempre queda un restito en el fondo de la taza, luego de alguna lectura o escritura. Estoy atenta por si este otoño aparece el de mandarina, no sea cosa que cuando termine la temporada desaparezca el durazno y me quede en banda.

lunes, 21 de marzo de 2011

GUIJARROS EN EL CIELO

Cuando cae la tarde

y el oeste se pinta de escarlatas dorados

me gusta mirar hacia el infinito

imaginando otros soles

otro universo

otra realidad. 



Es ahí cuando comprendo

qué poco sabemos

cómo nos asemejamos

a pequeños

guijarros en el cielo.

ESPACIOS HUECOS

Alguna vez lo nuestro fue
Cuando Atenas y Roma forjaban los pasos de Adriano
Alguna vez
Hoy sólo son mis sueños
Y tu realidad.

                                             

                                        Distraído, ausente, murmura
                                        Hola, qué tal
                                        Sus ojos
                                        Ay sus ojos
                                        Se ocultan
                                        Para que los míos no vean
                                        El mismo secreto dolor
                                        La misma secreta pasión.



Aunque no estemos juntos
Recordame
Como yo te hablaba
Diciendo tu nombre
Bajito, bajito
Guardando palabras.  

HISTORIAS DE LA SILLITA

                 Ella me vestía con ropa adecuada a la estación. Por encima, un delantal almidonado, tiradores con volados, pechera y amplia falda que remataba en un gran moño por detrás. El desayuno, consistía en una sopita de mate cocido con leche y trozos de pan, que me daba a cucharadas alternando con mi hermano, y que yo devoraba con fruición.

                  Mi hermana era la estrella de la familia. Yo siempre tuve que escuchar: “mirá a tu hermana, aprendé de ella, es muy buena alumna, es obediente” ella, ella, siempre ella. Mi mamá la vestía de punta en blanco y no la dejaba moverse.

                  Por último, le llegaba el turno a la sillita, en los días cálidos, por la mañana bien temprano y en los más fríos, después de la hora de almuerzo, cuando el sol estaba bien alto, la colocaba en el patiecito trasero.

                  Siempre estaba en la sillita. Mientras, yo corría por todo el patio con la pelota o dejaba escapar los conejos del gallinero. Mi abuelo, persiguiéndome, revoleaba el cinturón y gritaba: ¡”mascalzone”! A mi mamá la volvía loca, nunca sabía en qué andaba. Cuando la mandaban a llamar de la escuela, iba siempre mi hermana, la maestra la miraba de arriba a  abajo y le decía: “tienen que venir tu mamá o tu papá, tu hermano no hace caso, revoluciona la clase”.

                  Me la había hecho especialmente el abuelo y tenía un asiento de esterilla pintado de color celeste, con maderas laterales para apoyar los brazos y leer mis enormes libros de cuentos con sus maravillosas historias. Un día, llegó el médico de la familia, me miró y le dijo a mi mamá: “Tiene que ir al parque, a correr” Es que mi mamá, de chica, nunca tuvo muñecas.



El tiempo está llegando
En que decidiré qué hacer
En el mientras tanto
Una vez terminadas mis labores
Duermo siestas, leo mucho
Miro programas en la tevé
Hago como ahora
Recorrer lugares en mi compu
Y entrar al Word a escribir esto.
En mi entorno hay como una ansiedad
Porque defina mi futuro
Me aconsejan estudiar o trabajar
Para no desperdiciar mi libertad
Libertad es dejarme libre
Esperar que elija mi camino
Tal vez sientan el temor
De tener que cargar conmigo
Si no me hago responsable
De mi propia vida
Entiendo la inquietud
Una cierta ternura
Me lleva a sonreir.

“Era preferible mirar cómo la luna…” (Juan José Saer)




filtraba su luz entre los pinos y abetos, que reinaban solitarios ahora en el amplio parque abandonado; escuchar cómo algún pájaro lejano piaba añorando a su compañera perdida, tal vez por su propio gusto y decisión, cansada de vivir siempre lo mismo; percibir cómo el rumor del viento traía un aroma húmedo con reminiscencias de mar y de caracoles aplastados en la orilla, buscando algunos que no estuvieran rotos para hacer la mesita ratona de sus sueños, con divisiones ahondadas en la madera bajo el cristal; advertir cómo uno a uno mis pasos suenan a estruendo sobre las hojas amarillentas hoy y aquí, mientras tarareo una melodía nueva y distinta, a tener que pensar en ese único y real instante en que dijiste adiós.


CUIDAR DETALLES



                        Miro el entorno donde me senté a escribir y me reconozco, no en este tiempo, sino cuando recién lo habitaba, muchos años atrás. En ese entonces la cocina era mi favorita y acá pasaba gran parte del día. Hoy todo cambió, cada rincón tiene su encanto, ando como un gato paseando mi osamenta por todos los ambientes, plena dueña de mi casa y cuido los detalles de cada lugar.

                        Cuidar los detalles, para mí, no significa sacar lustre. Eso se lo dejo a los vanidosos. Encontré la razón perfecta para no exigirme la excelencia, la vanidad y el brillo van de la mano y no tengo nada que ver con ninguno de los dos. El polvo que pueda acumular la biblioteca pertenece a otro orden al que soy ajena. Y digo, el polvo forma parte de la naturaleza y la naturaleza me fascina. Recorrer lugares, encontrar un pino enmarcado en un fondo de agua de río. O caminar por la orilla del mar, temprano en la mañana, con el horizonte brillante de sol.

                         Digamos que lo que más me cuesta es cuidar los detalles en las relaciones con las personas, sobre todo porque también depende del humor de cada uno, pero con buena voluntad y tolerancia se puede lograr, cuidando los detalles.            


sábado, 19 de marzo de 2011

                               EL OMBÚ


            

                     Cuando miro hacia abajo
               Veo mi tronco ajado sucio marrón
           Líneas truncadas verticales y diagonales
       Heridas de años y años plantado acá en mi pie
                Está viejo el ombú dicen al pasar
                   Mis hojas tiemblan de dolor
                          Un poco de respeto               
                                 Caramba
                                Aún sueño
                                  Respiro
                                Doy cobijo
                                 Al linyera
                              Al estudiante
                            A los enamorados
                                 Ah el amor
               De eso sí podría hablar un rato largo.


DOS LÁGRIMAS, DOS SONRISAS

Veo tu imagen
                    Inmarcesible
La miro a través de un
                    Calidoscopio


Si de roca, si de hielo
Si el suplicio o el hastío
Mis penas son eso
Algo duro, frío.





Luciano corre a jugar
Feliz
A la mitad del trayecto
se detiene
Abraza mis rodillas de abuela
y dice
Mejor dormir.


Todo un hombrecito
Serio o alegre
Geminiano cabal
Deporte o Rodizio
Mi primer nieto
Luca Fabrizio.

SOS

Sos

     Tan

Vos

     Que

Voy

      A

Ser

      Muy

Yo

      Hoy


Chau

BIG BANG

Infinitamente
Miles de ojos miran mis ojos
Miles de sueños sueñan mis sueños
Todos y uno hermanadamente
como antes de la gran explosión.


Y después
Miles de manos buscan mis manos
Miles de bocas pronuncian palabras
Que no serán dichas
Por otras miles de bocas cerradas.


                       

viernes, 18 de marzo de 2011

HOJAS

El atardecer va muriendo a través de mi ventana
La noche avanza sin defensas
Dentro del cuarto
impacientes
algunas hojas esperan
ningún trazo perturba su blancura
Los árboles cambian de color
anunciando la cercanía del otoño
Cuando llegué
las sierras y el río cercano me dieron la bienvenida
Pronto verán mi figura inclinada
a lo largo de la costa cada mañana
mis pasos crujiendo leves y rápidos
sobre las hojas parduscas
Ya es de noche
las nubes amenazan tormenta
el olor a tierra húmeda inunda la casa
El vendaval de agua y viento
golpea con furia los cristales
Envuelta en la oscuridad
busco lámparas y un abrigo
Me quedaré sola otra vez
afuera el paisaje lucha por sobrevivir
Cuando todo se calme
cumpliré mi promesa del  paseo matinal
Anticipo esa nostalgia
la alfombra dorada bajo mis pies
Entonces
las hojas en espera
desbordarán de palabras
atolondradas
incontenibles
rebasarán el papel
¿Fue la lluvia que salpicó mi cara
o son lágrimas las que corren tibias hasta mi boca?

martes, 15 de marzo de 2011

MI PROPIO BLOG

No quería saber nada, le dije a mi amiga que insistía, no no y no. Y acá estoy,
todavía no sé para qué lado voy a arrancar, pero me meto y estoy escribiendo
esto. Como para empezar a decir algo. Algo como que soy grande pero me
siento chica, por mi Aries, dicen que es muy infantil. Y me encanta jugar con
los chicos, deber ser cierto. Disfruto de mi nieta más chica, a los dos varones
los veía una vez a la semana, esta chiquitita me tiene todos los días al pie del cañón.
Y es un pequeño terremoto, tiene una energía envidiable. Ya de bebé, el papá le
estaba dando la mamadera y ella hacía palanca con su pie y empujaba la mesa.
No lo podíamos creer, es una topadora. Bueno, iba a hablar de mí pero estoy
hablando de ella, en este momento es casi lo mismo. Estamos muy compenetradas.
Salimos a caminar una hora todos los días, menos cuando llueve, ella en el cochecito
y yo a paso de hombre, me tengo que frenar porque soy de caminar rápido. A veces
es como que quiere salirse y caminar ella también, pero me hago la tonta, le sonrío
y seguirmos, por ahora zafo. Pero ya tiene quince meses y quiere agarrar la calle.
Saluda cuando está de buen humor, levantando su manito, parece una princesita
saludando al pueblo a su paso. No tengo remedio, seguí con ella, y bueno, ahora es
así, hace un rato la fotografié con el escobillón y la pala, yo iba a barrer sus miguitas
y ella protestó, se las di y era una señorita Puloil (los más jóvenes ni saben quién es)
un polvo limpiador (ahora sería odex), en su envase había una imagen de una señora
con un pañuelo en la cabeza, limpiando. Como estoy a tientas con esto tan nuevo,
espero que alguien lo llegue a leer, sino no se van a perder nada, solo a una abuela
chocha.