sábado, 30 de junio de 2018

MIRAR HACIA UN MISMO LADO


         Cuando mi hijo más chico llegó desde la casa de su abuelo y me entregó el retrato, me quedé mirándolo. Qué hacer con él? Le quité los restos del papel trasero, amarillo y descascarado por el tiempo, esa pareja en su viaje de bodas, fotografiada desde lo alto de la embarcación que cruzaba el lago, ya mostraba su futuro. Mirar hacia el mismo lado, nó a los ojos de uno y otro como tantos enamorados. Un mismo proyecto, formar una familia, la propia, cumplir con los mandatos que se imponían desde las carencias. Y el mandato fue cumplido, con algunas intermitencias, pero firme en su fase final. Esa familia permanecería unida por sobre tormentas y borrascas. Claro que no fue sencillo, hubieron heridas permanentes para todos sus integrantes. Pero se sabe que cicatrizan con los años. Ahora está colgado en mi habitación, algunos se preguntarán qué hace ahí, cuando esa historia es pasado, cuando no tuvo un final feliz, pero yo la viví en su totalidad, y a pesar de todo, mis sentimientos no cambiaron en su esencia, me van a acompañar siempre.