viernes, 13 de octubre de 2023

TRAS EL CRISTAL, MI MIRADA

 

Mirando hacia el cielo vi

un fondo de mar azul

El oeste presagiaba tormenta

Pájaros

rodaban como peces

en el aire enrarecido

no lograban huir del vendaval

Algo

condicionaba su vuelo

impulsándolos a una loca carrera

sin rumbo

ni respiro

Pude comprobarlo 

cuando

en plena claridad

la bandada desapareció

dejándome absorta

en el vacío.

 

domingo, 1 de octubre de 2023

MIS RAÍCES

 

                 La historia de mi mamá y mi papá tiene matices melodramáticos, con sus luces y sombras se inició la familia de la que emergí como pude y acá la estoy contando. Mi papá y un grupo de amigos del barrio fueron de vacaciones a Montevideo, Uruguay, cuando él iba a cumplir treinta y dos años. Ahí mismo, en la playa, surgió un amor a primera vista. Nunca conocí los detalles del encuentro y ahora no están para preguntarles, pero viendo una foto de mi mamá en esa época, en traje de baño y con una gran capelina, mi papá habrá quedado deslumbrado. Y a ella le habrá sucedido algo similar, él tenía un físico armonioso porque practicaba boxeo, era un tano pintón, con bigotito y sonrisa gardeliana. El breve veraneo terminó y comenzó la correspondencia. Y ahí el diablo metió la pata. Mi papá le pidió a un amigo que le hiciera las cartas para su enamorada, al mejor estilo Cyrano, y también como en esa historia las cosas no resultaron como se esperaba. Llevados por el entusiasmo planearon una rápida boda, única manera de estar juntos. Mi mamá vino a casarse con el de las cartas y acá la esperaba sólo el que ella había conocido el verano anterior. Todo lo que imaginó que viviría, tomando en cuenta las palabras apasionadas volcadas en el papel, fue solamente el amor llano y sincero de un hombre que no se había permitido mostrar tal cual era. La desilusión fue tan grande como el miedo a deshacer los planes a punto de concretarse, el temor ganó la partida y se casaron. No sé si ella le reprochó en algún momento la mentira o si al descubrirla hizo como que lo perdonaba. Pero lo cierto es que la base de esa unión estaba ya antes de iniciarse, al filo del abismo. Y así fue pasando el tiempo, nací yo, al año y medio mi hermano, y luego dijeron basta de hijos. Vivieron desde el primer momento en la casa de mi abuelo y cuando mi mamá quiso tener la suya propia la respuesta fue no. Para qué iban a ponerse en gastos si ahí tenían todo lo que se necesitaba. Había espacio de sobra para todos. Ella tuvo que sobreponerse a nuevas desilusiones, pero no se arredró, tomó la decisión de trabajar y lo logró, el desencanto inicial la fortaleció, salió adelante con su propia vida y cuando mi hermano y yo ya éramos grandes, decidió la separación. De ahí en adelante fue un fórmula uno, nada la detuvo en su afán de superación. Por carácter yo tenía más afinidad con mi papá, pero no puedo dejar de reconocer el espíritu de superación y lucha de ella. Una mujer admirable, mi mamá.