CONSIGNA DEL TALLER: UN CHARLATÁN
Lo siento, no puedo escribir sobre mí. Fue lo primero que pensé y luego, ¿seré una charlatana o una verborrágica irrefrenable a veces? En ocasiones siento que no puedo decir nada, entonces es cuando hablo y hablo y no puedo parar. Como si una máquina interna me mandara información para suplir mi carencia. Pero, un momento, ¿cuál es la definición exacta de charlatán? Hablador incontinente/Embaucador. Ah, no. Lo segundo, seguro que no. En realidad, peco más por decir lo que pienso, y ahí es cuando tendría que callarme. Porque uno no se da cuenta que cada cual tiene su historia con algunos temas, y opinar a boca abierta lastima sin querer.
Cuando pienso en esta conducta mía me hago el firme propósito de enmendarme, que claudica a la primera ocasión de emitir sonido. El impulso me mata, ni los años han conseguido aplacarlo. Sin embargo, hay situaciones en que logro mantener una discreta calma y la boca cerrada. En esos momentos me siento satisfecha de haber cumplido mi tarea con eficiencia. Lástima que más tarde descubro que tendría que haber argumentado algo, porque se trataba de alguna acusación infundada o una injusticia hacia mí. Es ahí cuando me resigno, agotada por el esfuerzo de saber cuándo hablar y cuándo callar.