jueves, 30 de junio de 2011

                                VISTA DESDE LO ALTO

                       
                         Miro correr las nubes hacia el este y pienso, el río se comerá la tormenta, pero no, el viento gira y las nubes vuelven a pasar. Como la ilusión, que se alimentó en el tiempo y creció y creció hasta casi convertirse en algo tangible, pero no.

                         Algunos cierran las ventanas ante la inminencia de la lluvia. Unas cuantas bolsas vacías, infladas como globos, danzan graciosamente antes de alejarse en busca de otro cielo.

                          Cuando planificaron la autopista que pasaría por la esquina, creíamos que desaparecerían las casas bajas de la manzana. Por suerte, ese trayecto quedó en la nada y podemos seguir mirando hacia el noroeste en el atardecer y descansar en los rojos grisáceos, con el alma en suspenso.

                           Hay días en que añoro sentir la nostalgia de un amor lejano, más allá de toda realidad. Esa sensación me colma de tibieza, sólo comparable al chocolate amargo saboreado a solas y despacio.

                           Algo salpica mi cara, deslizo mi mano por la mejilla, y al apoyar mis dedos en los labios, me sorprende no percibir el sabor salado de las lágrimas. El viento me empuja más hacia arriba y la lluvia moja mis alas.

miércoles, 29 de junio de 2011

                                DE NUEVO, UN NUEVO DÍA


                   Me levanté apenas amaneció, encendí el fuego y puse la pava, mirándola bien, necesitaba urgente un lustre, pero no era el momento, más tarde tal vez. Comencé a preparar el mate, las tostadas, este día en particular, con gran calma. Miré el pan mientras tomaba color y me quedé pensando. ¿Cuánto hacía que ese ritual no lo realizaba despacio, tranquilo, sin el apuro de costumbre? Mis manos tienen manchas nuevas, ya ni me acuerdo de las primeras. Debían ser de hace unos cinco años o más, no sé, recuerdo sí, que me sorprendieron, eran el aviso directo hacia la vejez. El agua hirvió, mejor la tiro y pongo nueva, eso de agregar agua fría no va, el mate se lava igual. Podría lustrarla ahora, no, mejor lo dejo para más tarde, hay tiempo. También la yerbera se ve opaca, aprovecho y limpio las dos. Queda poca mermelada, voy a probar con otro gusto, la de tomate me está cansando, algo más dulce, como frutilla o frambuesa, bueno, después me fijo en el almacén. No voy a ir muy tarde porque se llena de mujeres que rompen la paciencia, siempre están apuradas y compran a lo loco, cotorreando, y lo peor cuando me preguntan los precios que no llegan a ver. ¡Como si yo viera más que ellas! Mejor arrimo la mesita hasta la ventana y pongo el sillón de mimbre frente al campo, todavía blanco de escarcha. El sol me mira de frente, grande en el horizonte. Ya habrá tiempo para empezar el trabajo, hoy tengo ganas de disfrutar del nuevo día. Uno nunca sabe cuál puede ser el último, hace una semana que empezaron estos suaves dolores y van en aumento. Puede ser algo importante, por eso decidí que, de ahora en adelante, voy a cambiar el ritmo incesante por el pausado. Así estiro los plazos y le hago pito catalán a la escuálida. Si me quiere venir a buscar, va a tener que esperar un poco. Hoy el mate me salió bárbaro.

sábado, 25 de junio de 2011

                                  LOS ZAPATOS GRISES



                 Cada semana los lustraba con mucho esmero, utilizaba la pomada incolora porque gris nunca conseguía. El sábado era el día señalado. Mientras desarrollaba sus tareas en la oficina de recursos humanos, de lunes a viernes, pensaba a qué barrio le convendría dirigirse para cumplir con su objetivo. Consultaba con sus compañeros de trabajo, con la gente conocida o haciendo las compras en el supermercado. No dejaba pasar oportunidad, incluso a los mismos comercios que visitaba les pedía referencias. Su mujer ya estaba resignada a esa constante búsqueda del producto imposible. A menudo le decía, pero si con la incolora te quedan bien igual, ¿a qué seguís buscando? El sonreía cabizbajo, como chico en falta, pero no le contestaba, ella, suspirando, seguía con sus quehaceres. Algún día se le pasará, pensaba. Pero no, los años pasaron, los zapatos siguen brillando, incorregibles, con medias suelas renovadas de tanto en tanto. Lo único que ha cambiado es la rutina. Cada sábado, por la mañana temprano, Ramón se sube a un micro de larga distancia y recorre las provincias, en sus diferentes localidades. Regresa los domingos por la noche con las manos vacías. Nunca pudo conseguir la famosa pomada color gris, pero conoció lugares incomparables, gracias a su infatigable obsesión.

viernes, 17 de junio de 2011

                     ALGUNAS CUANTAS NUEVAS CARAS


                 Desde hace algún tiempo, mi barrio ha cambiado su fisonomía, y al decir esto estoy hablando de todos los sentidos posibles. Las nuevas caras que diariamente cruzamos en nuestros recorridos, nos visitan desde países limítrofes unos cuantos y algunos menos desde África, pero han llegado para quedarse. Al principio, tímidamente, ahora, a los que somos minoría, nos miran por sobre el hombro. Como diciendo, ¿no ven que somos más, por qué no hacen lugar?

                  Recuerdo a los primeros orientales que cruzaron todo el globo para venir a trabajar e instalar sus famosos autoservicios y se diseminaron como hormiguitas. De a poco, aprendieron el idioma, y a conocernos, porque nosotros a ellos, difícil. Más de una sonrisa y una pequeña reverencia no les sacamos. Y sin embargo ahí están, se han abierto camino con puro trabajo. Eso sí, si es verdad que a la noche desconectan las heladeras, no lo vamos a saber nunca, quedará como leyenda.

                   Imagino que algo similar habrá sucedido cuando llegaron los primeros inmigrantes a lo que ya era una nación pujante, los famosos conventillos con la mezcla de italianos, españoles, polacos, rusos, en fin, el acomodarse a esa nueva realidad habrá costado bastante. La diferencia, para los que tenemos algunos años y vivimos de chicos todo aquello, es que estas nuevas generaciones no se comportan de la misma forma. Hay un facilismo para sobrevivir que antes no había y eso cambia fundamentalmente el paisaje, en este gran barrio de la ciudad de Buenos Aires.

viernes, 10 de junio de 2011

No hay nada más encantador que la sonrisa de mi nietita cuando le digo, eso no se toca. Ella ensaya una mirada de reojo picarona y me muestra sus dientitos delanteros, mientras con su dedito veloz apaga el televisor una y otra vez. A la tercera no lo enciendo, la miro seria y le digo, bueno, si no querés verlo lo dejamos apagado. Ella se resigna a quedarse sin sus dibujitos, pero su actitud decidida me dice que no lamenta haber desobedecido. Una hora después, no parece extrañarlos, está muy ocupada con unos lapicitos de colores que le compró su mamá al ver que firmaba con entusiasmo una cartilla en desuso, pasando hojas y garabateando al pie, como una profesional consumada. Ahora su firma va en colores y si uno le pregunta busca el azul (preferido) o el verde o el amarillo o el rojo. También combina su tiempo con unas plantillas con vocales, elige la U y  repite con entusiasmo UUUUUU… El dedido famoso va de una letra a otra, pero su preferencia es siempre la misma. Este mes va a cumplir dieciocho meses, cuando la miro proceder me parece bastante mayor. Pero es como que ya nos estamos habituando, nada de lo que hace nos sorprende demasiado, pero eso no quita que entre los que la observamos se nos caiga la baba.

jueves, 2 de junio de 2011

                            LAS COSAS CAMBIAN

                  Mirá hijo, cuando yo era chico, Dios era Dios y el diablo era el diablo. Ahora las cosas cambiaron. Vas a ver que muchas veces la gente actúa de manera sorprendente. Y no solamente eso, sino que quienes los observan y los rodean, no hacen nada para decir: ¡Epa! Esto está mal, ¿cómo nadie reacciona para corregirlo o sancionarlo? Te lo estoy advirtiendo porque muy pronto vas a entrar en el camino de tu independencia y tenés que saberlo para enfrentarte a estas situaciones con firmeza de ánimo. Ya sea para actuar o para observar y dictaminar si fuera necesario. Con suerte formarás tu propia familia, traerás al mundo a tus hijos y tendrás que educarlos en esta nueva realidad. Para darte un ejemplo sencillo y a la mano: Resulta que un muchacho que se siente chica, ahora va y pide un documento como mujer y se lo dan sin preguntarle si cambió su sexo o no. Y si por casualidad se te ocurre opinar que es una aberración, te miran como si fueras Hitler, poco más o menos. Así que andá preparado para cosas como esas. Calladito y discreto, vos hablá con quienes tengas confianza sobre tus verdaderos pensamientos, no sea cosa que tengamos que salir en los diarios por una opinión en contra. Por eso te digo que cambió todo, no sé si para bien o para mal, fijate que vos , que todavía sos menor de edad, podés tomar de rehenes a personas o familias enteras, quitarles sus pertenencias o hasta matar a alguno de ellos, y no pasa nada. Te mandan a tu casa y te cuidamos nosotros, que decí que tenemos una educación a la antigua y podemos darte buenos consejos, sino imaginate que podríamos armar una banda con vos y tu hermano más chico y nos llenamos de guita en poco tiempo. Total, después se habla del caso unos días, hasta la próxima noticia por el estilo y chau pichu. Entonces, como te decía, fijate que es lo que más te conviene, a vos y a nosotros, y obrá con toda libertad, hijo.