Hoy corrí el cortinado del
living y miré hacia afuera, las plantas relucían por la cantidad de agua caída
durante la tormenta de anoche, toda la
calle bañada en agua, y pensé, ¡bendita la lluvia que limpia el ambiente! Qué
mejor para ayudar a quitar la suciedad y alivianar contagios por este nuevo virus
que nos llegó. Mi hijo menor estuvo en total desacuerdo con el estado del
tiempo, él adora el sol. Y como joven que es lamenta el encierro obligado. Ayer
viví un episodio sorprendente, veía volar un insecto a través de la ventana del
dormitorio, iba y venía, llevada por la curiosidad me acerqué al vidrio, un moscardón
negro azulado frotaba sus patitas en el enrejado exterior, me quedé mirándolo
unos momentos y de pronto él corrió la cabeza hacia un costado y se quedó
mirándome también, para salir disparado al instante. Por largo rato pensé en
esos ojos color naranja clavados en mí, como dos globitos opacos, fue muy
impresionante. De inmediato recordé la película “La mosca” y el gran parecido
con la caracterización del personaje. En fin, si estuviéramos en el día a día
anteriores a la cuarentena esto no hubiera sucedido. Vaya a saberse cuántos
insectos andarían rondando sin que me llamaran la atención. Con la excepción de
las muy conocidas y admiradas cucarachas, que a pesar de mi lucha siguen
adelante, esbeltas color caoba y sin pedir permiso.
martes, 28 de abril de 2020
lunes, 20 de abril de 2020
¡LOS MAYORES A QUEDARSE EN CASA!
La consigna es que los viejitos nos
tenemos que resguardar. Hay muchos ofendidos, dicen que los tratan como
minusválidos, se sienten discriminados. No es mi caso, será porque me siento
mimada, cuidada, no sé, por ahí es que me caen bien las recomendaciones. Hay
muchas actividades online, obras de teatro, películas, recitales, además de
libros, etc.etc. Y como siempre fui casera, aun cuando tenía que salir de
patitas a la calle por hache o por be a diario, no siento el encierro. Por
supuesto, tengo mi balcón, me da la facilidad de mirar entorno y ver árboles,
edificios, automóviles y a los paseantes de perritos y demás transeúntes por
obligación. Tomo sol un rato por día, dicen que ayuda también, menos mal que el
verano se va, porque no lo aguanto. A diferencia de mi hijo menor que adora al
astro rey. Empiezo a creer que estoy un poco senil, porque muchas personas de
la cultura y también amigos del blog están en desacuerdo con esta medida. En mi
país empezamos hace un mes a cuidarnos, quizás en otros lugares se demoró el
tomar decisiones y por ese motivo hubo tantos infectados y tantos fallecidos. No
sé realmente si esto dará resultado, es todo tan nuevo e inesperado que nadie
sabe a ciencia cierta si se logrará controlar la pandemia y que la medicación
ayude hasta encontrar la vacuna. Tengamos fe en que todo pasará y que no
estamos en manos de entes desconocidos que quieren hacernos daño, sería muy
desalentador no poder confiar en nadie.
viernes, 10 de abril de 2020
UN AÑO MÁS
Hoy cumplo setenta y cuatro años. Ayer se fue mi querido consuegro, Eduardo, con quien manteníamos una hermosa relación de afecto y confianza. Por eso está empañado mi día, de todas maneras haremos una comunicación familiar por zoom para soplar la velita y entonar el cumple feliz. Mi hijo menor, quien estaba ya en trámites de mudanza y tuvo que posponerla, compró una pequeña torta, no quiso que yo hiciera la famosa mía que se repite en cada festejo. Acá tengo el libro que me compró, Bajo un cielo escarlata, de Mark Sullivan, promete ser una hermosa historia. Mi nietita más chica prometió un regalo especial hecho por sus manos, ella es muy creativa y le encanta el arte. Así que lo disfrutaré a través de la pantalla hasta que en la primavera, si el virus así lo dispone, nos volvamos a ver. Ya comenzaron los saludos por watsap, afortunadamente la tecnología nos mantiene cerquita. Ojalá pronto podamos superar a este virus que apareció para cambiar el mundo en pocos meses. Un gran abrazo para quienes estamos en contacto por los blogs, cuídense mucho así podremos salir adelante.
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