Mi país asiste a una realidad
triste. Una vicepresidente sentenciada con pruebas contundentes en la justicia,
realizando actos en los cuales se muestra víctima, llevando consigo a ex
presidentes con causas judiciales en sus países y curiosamente además, a un
juez extranjero que sigue el libreto falso, manifestando que la suprema corte
de justicia es un partido político ¡no se puede creer! No voy a hablar del
presidente, él no es corrupto pero es inepto, así que tendrá que volver a su
casa después de este año electoral. Ya se ha demostrado que aún siendo condenada,
hasta que no tenga sentencia firme, con los pasos que decida seguir su defensa,
puede presentarse como candidata. Pero prefiere la victimización porque sabe
que no le va a alcanzar para salir triunfante, y una derrota no está en su panorama.
Así que se presenta como proscripta aunque en realidad no lo sea. Y se
enorgullece al diferenciarse del hombre que ella puso en el poder, exponiéndolo
al ridículo. Si es para tenerle pena al pobre, si no fuera porque a veces los
tontos perjudican más que los malos, porque a estos se los ve venir. Ya en
agosto habrá una preselección de candidatos que adelantarán los resultados de
la futura contienda electoral. Un triunfo de la oposición no garantiza nada, se
sabe que este gobierno tiene infiltrados demasiados personajes en la
administración pública, más los grupos sociales beneficiados con prebendas para
no dejar gobernar. Ya vivimos esa experiencia, habrá que adelantarse a las trapisondas
si se quiere avanzar en el crecimiento de un país que tiene todo para salir
adelante pero que la mala gente en el poder no lo deja. Porque aman tanto a los
pobres que los multiplican para tenerlos sojuzgados con limosnas. Porque sus
amigos empresarios se benefician de la corrupción. Porque no saben vivir en
paz. Porque no son patriotas, sólo patoteros.