Este es un comienzo con
humor de un tema algo más serio. Y se trata de la nueva administración de mi
edificio y una respuesta en suspenso. Estamos inmersos en una sociedad que “relata”
realidades, ajustadas a su modo preferencial de manejarse ante los demás.
Gobiernos que nos engañan con demasiada facilidad, porque no reaccionamos,
porque nos acomodamos a lo que nos toca vivir y porque los seguimos votando.
Una verdadera paradoja. Somos totalmente responsables de lo que nos pasa. O en
la mayoría que define. Yo no estoy ahí en estos momentos. Por eso puedo
quejarme. Como tampoco lo estuve entre los que eligieron a estos nuevos
administradores, sospechosamente ganadores en un principio y luego casi
comprobado que quienes los recomendaban hicieron campaña para lograrlo. En fin,
la anécdota termina en que, ante un reclamo mío para que pasaran por mi
departamento para verificar una anomalía que se producía desde el piso
superior, decidieron visitar primero esa unidad, quedando pendiente un informe
que no llega. La respuesta es que el plomero aún no pasó la información, y van
cuatro días y tampoco vinieron a verme, ya que estaban en el edificio, no sé el
por qué. Ya me van a avisar para realizar la visita correspondiente. Mis
mensajes pidiendo explicaciones, porque se trata de solucionar el problema,
tuvieron la misma contestación. Así estamos en todos los órdenes, trabajamos
mal, no hay consecuencias, entonces nada se modifica. Y ahí me entra la
nostalgia de tiempos pasados, cuando se actuaba mal se pagaba la falta y así se
aprendía. Todo vale en los tiempos que corren, sobre todo lo malhecho.