Son tiempos para lo pequeño, diría el I
ching, lo grande deberá esperar. No nos
pongamos tristes mirando al mundo girar loco y descontrolado. Eso no lo
podremos manejar ahora, en medio de tanta injusticia, dolor, desesperanza .
Solo debemos concentrarnos en nuestro más cercano círculo, el de la familia,
los amigos, la gente que conocemos y valoramos. Reforcemos esos vínculos con
amor y amistad, siendo solidarios en las necesidades de unos y otros. Prestemos
atención a quienes piden ayuda y tratemos de estar ahí. Miremos además hacia
adentro, veamos qué necesita el espíritu para equilibrarnos y hagamos de eso
una tarea sustentable. Que nada nos quite la esperanza en un porvenir quizás
aun lejano pero posible.