domingo, 19 de junio de 2016

EN EL DÍA DE LOS PAPÁS, MI PAPÁ

      Tomábamos mate amargo, no sé cómo lo preparaba que no resultaba tanto, infaltable la cascarita de naranja que iba cortando de la tira enterita que colgaba de la ventana de la cocina para que el aire y el sol la secara. Cuando vivíamos juntos eran largos y tranquilos, al regresar yo de mi trabajo me esperaba con el pan y dulce de batata para acompañar. Entonces charlábamos de las cosas del día, del suyo y del mío. En los tiempos en que había superado la tristeza todo era más amable entre los dos, podíamos hablar de bueyes perdidos  sin importar que la hora pasara. Con los años y ya de visita, de mañana o de tarde según las actividades de mis hijos, me guardaba la tableta de chocolate amargo que tanto me gustaba y era un juego hacerme ir a buscar algo en el lugar donde la podía encontrar. Creo que ambos disfrutábamos de esos momentos, más allá de las reuniones compartidas en familia para festividades especiales. Sin preguntarme mucho sobre mi vida sabía muy bien cómo me sentía. Y es que con la mirada se conoce más que con muchas palabras. Hola papá, feliz día.


domingo, 12 de junio de 2016

MUCHO PARA DECIR, MEJOR CALLAR

Comencé con mucho brío,  pero llegué al Word y ahí me quedé. Pensando cómo decir todo lo que ronda en mi cabeza.  Mi país me tiene preocupada, ahora que la información vuela a través de distintas redes, todo se conoce al instante, discursos y contra-discursos, opiniones y decisiones diversas. Hace poco escribí sobre tener paciencia, pero no todas las voluntades se unen para lograrlo, quienes se ven afectados por diferentes medidas o en el caso de personas o entidades con intereses mezquinos, no resulta fácil llegar a buen término. Habría que recordar las enseñanzas del Martín Fierro, “si entre hermanos se pelean los devoran los de afuera”. Parece que nunca aprenderemos.