Como casi todos los años, los gremios de
maestros llevan sus negociaciones hasta el último día, a pesar de que desde el
gobierno los citan con tiempo para no llegar al comienzo de las clases con
conflictos pendientes. La excusa es que no se llegan a acuerdos en diferentes
sectores y temas, pero la realidad es que presionan para obtener más dinero.
Todos estamos de acuerdo en que los maestros deberían ganar más, tanto como los
médicos, enfermeras, policías, en fin, todas las profesiones que implican
riesgo o importancia. Uno escucha sus discursos, entiende las necesidades, pero
cuando la especulación va por delante y llegamos a un paro de cuarenta y ocho
horas en los primeros días de clases, ve con irritación la misma película una y
otra vez. Entonces entendemos que nada va a cambiar si las personas que están
al frente de estas organizaciones son los mismos corruptos y declamadores de
siempre. Y que no tienen nada que ver con los maestros reales que quieren
enseñar y salir adelante por su vocación. Una prueba de esto es que en cuanto
se supo la medida tomada, salieron a ofrecerse a través de las redes sociales para
dictar clases en esos días, diferentes personas de buena voluntad. Nunca había
sucedido antes, solo lamentarse y aguantar. A esto me refiero cuando digo, hay
esperanzas!