El 2019 no empezó bien. Al llegar
del festejo del primero encontramos con mi hijo agua sobre la mesa de la
cocina, miramos hacia arriba, goteaba el techo. A partir de ese momento, fue
una seguidilla de inconvenientes, respirábamos un día después de haber
solucionado algo y otra cosa aparecía. Lo peor era la espera entre problema y
problema y su siguiente paso, el arreglo. La paciencia fue puesta a prueba. Mi
hijo se levantaba de madrugada para ver si algún nuevo desastre se
desencadenaba mientras dormíamos. No podía convencerlo de tranquilizarse y
poner pausa. Y es que no tuvimos paz, hasta el día de hoy estamos esperando un
nuevo suceso. Esta misma semana tuvimos cortes de gas y de luz por arreglos en
el barrio y en el edificio. Nuestra frase es “son rachas”, por momentos nos
reímos para aflojar la tensión. Mirándolo de otro modo, todo lo que nos rodea
es un caos, nuestro lugar en el mundo, el mundo en sí, entonces, ¿cómo podíamos
estar ajenos? Lo mejor es respirar profundo, saber esperar, buscar dentro
nuestro la paz que afuera se niega, y así estaremos bien.
sábado, 27 de julio de 2019
viernes, 12 de julio de 2019
NUESTRAS DIFERENTES REACCIONES
Estuve leyendo “El extranjero” de Albert
Camus. No leí aun ninguna otra obra de este autor. Lo primero que me llamó la
atención fue el estilo, carente de adjetivación, casi, con oraciones breves y
cortantes. Claro que esto se puede deber al protagonista de esta historia,
contada en primera persona, y a su especial personalidad. Por lo que el autor
se vio obligado a este tipo de narración. Un hombre que empieza diciendo que su
madre ha muerto y lo comunica de un modo frío e impersonal, como si se tratara
de algo que le sucede a alguien más que no es él. De ahí en adelante, todo lo
que va viviendo lo explica del mismo modo, el lector va tomando partido por
esta situación, preguntándose qué le sucede a este hombre, dónde están sus
sentimientos. No voy a contar la historia,
sería muy largo y aburrido, pero diré que llega un momento en su vida en que
mata a un desconocido sin motivo aparente y es juzgado y condenado por eso. Y
es en esas instancias en que aparecen atisbos de emoción, comparando diferentes
instantes vividos en el velatorio, entierro y días posteriores a la partida de
su madre, con lo que le acontece en el presente. Lo hace de manera casual, al
pasar, pero es eso lo que comienza a desenredar el misterio del protagonista,
cómo lo vivido ha echado raíces en su consciencia y lo ha llevado a un extremo
inexplicable. ¿Cuántos de nosotros no habremos actuado de esa forma sin darnos
cuenta? Enmascarando la emoción del momento para dejarla aflorar más tarde en
otra situación, que aun sin tener relación ha despertado sentimientos dormidos.
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