sábado, 23 de marzo de 2013

MI NIETITA SOL

                    Es chispita intermitente
                    Si derrocha buen humor
                    Un irremediable encanto
                    Cara de pocos amigos
                    Mejor pasarla por alto
                    Siempre un día diferente
                    Nunca parejo el color

                    A la familia la tiene
                    Embobada de cabo a rabo
                    No todas las veces claro
                    Responde como se espera
                    O se pone zalamera
                    Y obtiene lo que ella quiere
                    O el berrinche se despliega
                    Aturdiendo a los presentes

                    Solcito es una estrella
                    Esplendente
                    Intermitente

jueves, 14 de marzo de 2013

SORPRESA, EMOCIÓN, ALEGRÍA

Ayer fue algo sorprendente y muy emotivo leer en la pantalla de la TV cuando
la encendí, "Bergoglio Papa", creí por un momento que era una expresión de deseos
y fui cambiando los canales para comprobar que era verdad, que el cardenal
Jorge Bergoglio, un hombre cabal, sencillo, honesto, que en su vida diaria actúa
como un sacerdote de parroquia y no como su título lo haría, más alejado de
la cotidianeidad. Quiero dejar mi testimonio hacia todos los que me siguen en
el blog, pueden descansar tranquilos los católicos, estamos en muy buenas
manos, un abrazo grande para todos.

jueves, 7 de marzo de 2013

EL CHISME


                         Adela estaba desolada. No sabía como habían llegado a producirse esos acontecimientos, y me lo contaba esa tarde lluviosa de sábado, mientras tomábamos mate.                    

                        “Las sonrisitas me llamaron la atención, pero no les di importancia porque estaba apurada por comprar, me esperaba una limpieza general esa misma tarde, así que pedí lo de costumbre al carnicero y una vez recorrido el local con lo que había ido recolectando en las góndolas, fui a la caja a pagar. En uno de los pasillos, el repositor me dijo, al pasar, ¿cuándo? Yo lo miré sorprendida y le contesté, ¿cuándo qué? Desvió la mirada, como decepcionado, y siguió con su trabajo.

                        Al día siguiente, en la verdulería, el empleado que me estaba atendiendo insistió en acompañarme con las bolsas hasta mi casa, con la excusa de que iba muy cargada. Le dije que sí a regañadientes, pensé, quiere una propina, en fin, total es una cuadra. Quiso entrar en el ascensor y lo frené con dos pesos en la mano. Se me quedó mirando, dio media vuelta y sin un gracias, salió por la puerta que le abría el encargado.

                         Las chicas de la tienda murmuraban entre ellas mientras yo esperaba mi turno para pagar en su máquina de “pago fácil”. Como son hermanas, es natural que tengan temas en común para hablar en voz baja, sin que los clientes escuchen. Cuando llegó mi turno, apenas me saludaron y sin mediar palabras me dieron el vuelto y las facturas.

                         Ya a esta altura de los hechos, comencé a pensar que algo raro estaba pasando con la gente del barrio. Lo comenté con el diariero, que tiene su puesto casi en la puerta de mi edificio, y al que conozco desde hace más de treinta años. Y él, bajando la cabeza y casi con vergüenza, me dijo, es que andan diciendo que usted hace favores a los pibes”.