El día
amaneció con un sol radiante, luego de una noche poblada de estrellas y diáfana
luna. En contraste, el jardín estaba todo lleno de agua, como un hermoso lago
brillante. Buscando la causa de semejante milagro, encontramos que un vecino
distraído había dejado llenando su pileta de natación durante toda la noche,
sin imaginar siquiera el resultado de su temible decisión. Los más beneficiados
fueron los teros y demás avecillas que se bañaban y bebían con total libertad.
Los vecinos damnificados no estaban tan contentos, por supuesto, hubo que poner
paños fríos, para lo cual no fue necesario abrir ninguna canilla.
Aysss los descuidos la de cosas que pueden provocar, pero nadie estamos a salvo de tener algún que otro descuido ¿verdad?
ResponderEliminarUn beso.
MARIE CRIS
ResponderEliminarJajjaja, es tragicómico (viendo lo ocurrido semanas anteriores con la lluvia), un abrazo, (a mi me pasó en España en el 81, llené la bañera del baño del hotel y me fuí a la habitacion de en frente a charlar con mis amigas de excursión, era chica) se inundó todo ese piso, un papelón, jaja
beso
Hola María, peripecias de la vida diaria, un abrazo!
ResponderEliminarHola Magú, qué situación, me imagino el bochorno, acá en mi depto. pasó con un vecino que estaba arreglando sus canillas, se fue y dejó el agua abierta y caía por el pasillo hasta la planta baja, un abrazo!
ResponderEliminarQue bella imagen en tu cuento.
ResponderEliminarAbrazos
PD lo que me preguntaste, es guarani, me lo enseño el querido poeta Julio Diaz Escamilla
¡¡¡Menudo descuido!!!
ResponderEliminarPor poco y vienen los de National Geographic.
La verdad es que es para enfadarse.
En cualquier caso, como dicen por aquí:
"No hay mal que por bien no venga"
(viendo a las avecillas como disfrutaban)
Abrazos y Besines.
Gracias Lapislázuli, extraño los escritos de Julio, un abrazo!
ResponderEliminarja ja ja, sí Pedro, tal cual, un abrazote!
ResponderEliminarAlguna vez nos pasara a nosotras, ajaja
ResponderEliminarBesos
Menos mal la cosa no pasó a mayores, las aves y plantas disfrutaron de tan inesperado regalo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una cosa parecida ocurrió en casa de mis padres cuando éramos niños, a nosotros nos hizo mucha gracia ver el pasillo lleno de agua, a mi madre casi le dio un soponcio y a la vecina de abajo (pues vivíamos en un quinto piso), le faltó poco para el desmayo. Lo que pasó...uno de los niños dejó el grifo del baño abierto.
ResponderEliminar¡Que todos los males vengan por ahí!
Un beso guapa
Hola Gardenia, un abrazo!
ResponderEliminarViste Rafael, lo que es bueno para unos es malo para otros, según del lugar desde donde se mire, un abrazo!
ResponderEliminarja ja ja Ma de los Angeles, algo parecido sucedió en mi departamento cuando llovió sobre mi cama desde el piso de arriba! Un abrazo!
ResponderEliminarSuele pasar , los olvidos...pero me imagino las avecillas tan lindas...
ResponderEliminarBien que disfrutarían...¿Gracias María Cristina!. Un abrazo grande.
Sí Marian, me pasó ayer, en casa de mi hija se había cortado el agua y yo dejé una canilla abierta, el susto al salir el chorro de repente me hizo reir mucho y compararlo con el del cuento, un abrazo!
ResponderEliminarHay gente muy inconsciente, no sólo molestan, también hacen un derroche sobre algo tan necesario y que falta en muchas ciudades.
ResponderEliminarBuena entrada María Cristina.
Rosa
Rosa, hace pocos días olvidé cerrar una canilla en medio de un corte de agua momentáneo y me sorprendió el ruido al volver, me reí mucho al compararlo con este vecino del relato, claro que lo mío no perjudicó a terceros, un abrazo!
ResponderEliminarHay que tener cuidado con esos descuidos, me ha encantado María Cristina. Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminar@Pepe_Lasala
Hola Pepe, me encantó "cuidado con los descuidos" Un abrazo!
ResponderEliminarLo que es un milagro para unos, puede no serlo para todos...
ResponderEliminarLuz
Isaac
Hola Isaac, gracias por venir a visitarme, es tal cual lo decís, un abrazo!
ResponderEliminarSi digo que nunca me ha pasado semejante cosa, mentiria.
ResponderEliminarcasi siempre luego de un tiempo estos descuidos y desgracias, se convierten en “graciosas anecdotas“
Un abrazo Cristina. Interesante como siempre.
Bueno Pluma, a los pocos días de este relato me sucedió a mí un olvido con una canilla, fue como un accidente anunciado! Un abrazo
ResponderEliminar¡¡¡Gracias por tus Comentarios!!!
ResponderEliminarEres un Sol con Letras Mayúsculas.
Es verdad que estas deidades a veces son un poco "locas".
Abrazos y Besines.
Cuando le llegó la cuenta del agua consumida, se prometió jamás olvidar.
ResponderEliminarUn beso, Cris.
Gracias Pedro! Un abrazo!
ResponderEliminarAh Sara! Cuando el bolsillo tiene que responder nos cuidamos más, tal cual, un abrazo!
ResponderEliminar