Bajamos del tren
atropellándonos, nuestros buenos modales durante el viaje no iban a despojarnos
de la primicia. Cualquiera de nosotros podría haber hablado, consultado, es
más, haber tirado de la campana de emergencia en medio del trayecto para
sacarnos las dudas sobre el posible desastre, que presentíamos podría estar
sucediendo en ese lado de la ciudad.
Todos habíamos
observado a la gente corriendo, llevando equipaje a tontas y a locas por los
laterales del recorrido del tren. Sin embargo, ningún comentario había surgido,
nos mantuvimos herméticos en nuestro interrogante. Fingiendo una indiferencia
que estábamos lejos de sentir. El solo hecho de iniciar una conversación en ese
sentido, nos habría puesto en el lugar de la gentuza que puebla las calles,
chismorreando sobre lo que acontece, sin el menor decoro.
Por supuesto, cada
uno en su asiento, sentía miles de agujas clavadas en su espalda, impeliéndolo
hacia el exterior.
¿Cómo no querer salir
huyendo hacia el lado contrario, si la gente allá abajo nos señalaba con horror,
mientras corría por andenes y a campo traviesa? Ese sentimiento, callado y
compartido, nos unía en la infinita soledad de la convivencia ocasional, ese
día, en ese tren.
Ahora, por fin,
tendríamos la respuesta clara o fatal, apenas se detuviera la máquina. Apiñados
y anhelantes, en cuanto pusimos un pie en tierra firme, una gigantesca sombra
de agua y lodo, proveniente del noroeste, nos aplastó.
????
ResponderEliminar¿A ver quien es el guapo/a en abrir la boca primero?
Abrazos Cristina.
Fuiste vos Ernesto! Ahí va el guapo! Un abrazo!
Eliminar:)))))))
EliminarLo decía porque no entendía por dónde ibas...
Pero ya veo que te has "vengado"... :)))))) Leyendo mi entrada de hoy mirando al universo. En vez de ver cómo explico lo del contenedor, izq, ¡a rebosar! por el otro jado. Y ¡sin nada! el segundo, dcha, tú lo simplificas a tu gusto... :))))))
Y como no soy de "dar puntada sin hijo", beneficio, me debes 5€...
Pero como no sé qué moneda usáis, peso o a saber, serán 5 $
Abrazos Cristina.
jajaja, $ 5 es muy poco, para equiparar algo con el euro serían 5 dólares, pero como soy jubilada acepto tu oferta, un abrazo!
EliminarNosotros, vosotros, ellos... ¡Una multitud!
EliminarY por la semana que es, de "capirotes"... :))))))
Abrazos Cristina.
Otro abrazo Ernesto!
EliminarHablando cuando es necesario, quizás podríamos evitar el agua y lodo que nos espera inexorablemente.
ResponderEliminarCríptica entrada.
Besos.
Muy bien reflexionado Juan, va por elipsis para toda nuestra realidad, gracias, un abrazo!
EliminarEs lo que pasa por no hablar. Un beso
ResponderEliminarTal cual, Susana, es así, un abrazo!
EliminarUg...
ResponderEliminarQué final.
Luego del atropello del lodo... otro, pero de sentimientos.
Buen día, María Cristina 🏙
Todo puede suceder, Iván, un abrazo!
EliminarCuando comencé a leer pensé que era una avalancha de personas saliendo de una cancha o antes que finalice el horario establecido para el comienzo del paro.
ResponderEliminarIgualmente todas son situaciones catastróficas.
Besos Cristina
Gracias Norma, un abrazo!
EliminarTragico final, para un relato que hace creer en situaciones equivalentes.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Da para más lecturas, gracias a ustedes que lo ven, un abrazo Enrique!
EliminarHe estado en vilo hasta el último renglón. muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Conchi, un abrazo!
EliminarHay que mantener las formas y el decoro, hasta el final, cueste lo que cueste.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso, nada de actuar de manera ordinaria, un abrazo Alfred!
EliminarSube a ese tren y que te traiga hasta mi casa. Acá tienes una hermana.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Ojalá hubiera un tren que me llevara, gracias Sara, un abrazote!
EliminarUn escrito muy interesante
ResponderEliminarPaz
Isaac
Gracias Isaac, un abrazo!
EliminarEs un relato aterrador . Me gusto mucho como manejas el suspenso hasta el ultimo minuto. Te mando un beso.
ResponderEliminarGracias Judit, de vez en cuando algo distinto, un abrazo!
EliminarOcurre cuando menos lo esperas. En una ocasión en el coche de línea donde yo iba, empezó a salir humo y no te puedes hacer una idea la que se armó. ¡Claro que fue hace muchos años.
ResponderEliminarUn relato que nos ha hecho estar leyendo hasta el final.
Un besazo amiga.
Por suerte este era de mentirita! Me imagino el susto que habrán pasado, un abrazote Ma de los Angeles!
EliminarSi, es cierto que lo pasamos mal. Íbamos con las monjitas, pero el susto...
EliminarUn abrazo de los tuyos.
Otro abrazote Ma de los Angeles!
Eliminar¡¡ Que tiempos aquellos!!
EliminarUn abrazo grande Ma. de los Angeles!
EliminarImpacta mientras lo vas relatando,, muy bueno!!! Un beso grande
ResponderEliminarGracias Hanna, un abrazo!
EliminarComo dice la canción, "la vida te da sorpresas"
ResponderEliminarPaz
Isaac
Y esta no fue de las mejores! Un abrazo Isaac!
EliminarNo todos los relatos tienen finales felices como a mí me gustan.
ResponderEliminarSegún te iba leyendo la intriga crecía, has logrado mantenernos enganchados.
Cariños y feliz Semana Santa, en esta tierra no han salido las procesiones, el viento y la lluvia lo han estropeado todo.
kasioles
Qué pena, Kasioles, ya me enteré de la mala pasada del tiempo, bueno, cada uno en su hogar hará sus oraciones.
EliminarGracias, un abrazo y Buena Semana Santa!
Siempre mi saludo cariñoso
ResponderEliminarIsaac
Un abrazo Isaac!
EliminarTe deseo una buena semana. Te mando un beso.
ResponderEliminarMuy buena semana, Judit, un abrazo!
EliminarUna situación muy bien expresada que te mantiene en ascuas hasta el final. Un abrazo y gracias por pasar por mi blog y comentar.
ResponderEliminarGracias Chelo, me alegra mucho que hayas regresado, un abrazo!
EliminarAgradecida por tus letras.
ResponderEliminarTe deseo un buen fin de semana.
Cariños.
kasioles
Gracias a vos Kasioles, un abrazo!
EliminarIntrigante hasta el final. A donde iba esa gente desesperada. Primero pensé que era la gente que se apura por bajar o subir de prepo del tren o subte atropellando a los que tiene al lado. Pero nada que ver. Los finales felices solo ocurren en las películas.
ResponderEliminarAbrazos!
Esa fingida indiferencia los llevó a su final, gracias Gustavo, un abrazo!
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