sábado, 21 de septiembre de 2024

EL ATRACO

 

                                      

                      Regresaba al Banco después de mi hora de descanso, cuando a media cuadra observé a la pareja que salía de la sucursal. Él, era un cliente; ella, rubia, vestida de rojo y muy elegante, no. Los dos, con idénticos maletines. A unos pasos de la peatonal, cuatro tipos de riguroso traje oscuro los rodearon.

 

 

 

                       El tráfico me impedía avanzar. Un movimiento en el grupo dejó al descubierto un arma de fuego, que derribó de un certero disparo al cliente sobre la vereda.

 

 

                

                        Con los maletines que antes llevara la pareja y aferrando de un brazo a la mujer, partieron hacia la esquina donde yo aguardaba para cruzar. Mientras ellos ascendían a un automóvil con el motor en marcha, quise arrebatarles a su víctima. Pero al acercarme vi que ella sonreía, suave y aviesamente sonreía.