El atardecer transcurre a través de mi ventana, la noche avanza sin defensas. Hojas de papel esperan sobre el escritorio, no pierden su blancura con el paso de las horas. Ningún trazo las perturba. Miro los árboles, van cambiando de color a medida que la oscuridad los cubre. El otoño pronto resecará sus hojas y caerán indefectiblemente sobre el camino. Entonces, saldré temprano una mañana, mis pasos crujiendo leves y rápidos. Se anuncia la noche, no hay luna y las nubes amenazan tormenta. Lloverá, es seguro, el olor a tierra húmeda inunda la casa. Tendría que cerrar las ventanas. Me siento reconfortada, como si esa tormenta inminente fuera un motor en marcha que se dirige hacia algún lugar en donde estaré esperando. Estos pensamientos no tienen ninguna lógica. Es como si toda la vida hubiera estado acá. Las sierras y el río me dieron la bienvenida. Ya imagino mi figura inclinada a lo largo de la costa. Desde hace un tiempo planeo estas salidas, pero hasta ahora no me decido. La pereza y una vaga incertidumbre me dejan inmovilizada, mirando los cristales la mayor parte del día. El vendaval de agua y viento, en furiosos remolinos, despiertan de golpe mi ensoñación. Corro de un lado a otro asegurando las persianas. El paisaje, allá afuera, lucha por sobrevivir. Cuando todo se calme, cumpliré mi promesa del largo paseo matinal, no es saludable mantenerme encerrada. Ya siento la nostalgia anticipada del crujir de las hojas bajo mis pies. Sí, estoy segura, me sentiré feliz caminando sobre esa alfombra dorada. ¿Fue la lluvia que salpicó mi cara o son lágrimas las que corren tibias hasta mi boca?
Inquietud y tristeza...se mezclaron unos sentimientos que parecían remolinos en su cabeza.
ResponderEliminarLa lluvia o las lágrimas la hacen descansar.
Es perfecto este escrito.
Me encantó!
Besos cielo.
Gracias Remei, quería cambiar un poco de ritmo, un abrazo grande!
ResponderEliminarEncierra dosis de nostalgia , cosa que sueñe provocarla lluvia.
ResponderEliminarla lluvia por tu cara pisando los rastrojos , hojarasca, sentir el crujir de tus pisadas . Ese tu caminar convertido en vida sobre esa alfombra dorada.
Muy hermoso.
Un beso.
todo está ambientado como una escena melancólica, bella
ResponderEliminarsaludos
Un paisaje que lucha por sobrevivir en la nostalgia del crujido.
ResponderEliminarUn beso.
Flaubert repetìa que la pena es peligrosa : "Se hace costumbre".
ResponderEliminarBuen texto.
Un abrazo.
MA CRIS
ResponderEliminarno son lágrimas, es lluvia, pero el cambio climático ahora hace que la lluvia sea salada, y terminemos todos locos
adoro el otoño marie cris, más lindo acá, que la insulsa primavera, y las hojas doradas, parecen kellogs, para comer crujientes con leche, hermosa imagen nena
besos
Querida amiga a una situacion cotidiana le has puesto la belleza de tu relato. Creo que son lagrimas!!
ResponderEliminarUn abrazo
hay veces en que el espíritu pide a gritos salir un poco. Como esté el clima será lo de menos, ya que siempre su contacto nos lleva a dar vuelta las páginas tristes o nostálgicas. Un saludo afectuoso María Cristina.
ResponderEliminarGracias por tu interpretación André, un abrazo.
ResponderEliminarja ja ja Magú, muy buena la introducción a la comida, un abrazo!
ResponderEliminarGracias Omar, me alegra no haberte decepcionado, un abrazo
ResponderEliminarGracias María, qué menos de una poetisa, un abrazote.
ResponderEliminarGracias Gaucho, no es mi estado actual, por suerte, solo una recreación en la imaginación, un abrazo grande!
ResponderEliminarHola Lapislazuli, sí, creo que sí, un abrazo.
ResponderEliminarCuánta verdad Lao, es cierto que el alma necesita salir a airearse de vez en cuando, un abrazo!
ResponderEliminardemasiados pensamientos, pocas acciones. Y un embrutecimiento de ideas que se refleja en la falta de movimiento. Espontaneidad es lo que le está faltando
ResponderEliminarbeso!!
Que rico cuando el olor a tierra humeda inunda nuestra casa.. Salir a ese largo paseo matinal servira para despejar la mente y salir de la incertidumbre que rodea a la protagonista de tu historia..
ResponderEliminarMuy buena historia
Besitos.
Es como pasear de tu mano en una tarde otoñal. Consigues una atmósfera muy acogedora en tu texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Laurita, esta mujer está inmovilizada, tal cual, ahora, no sé si el falta espontaneidad a ella o al texto ja ja ja, un abrazote!
ResponderEliminarGracias Diazul, esperemos que pueda moverse de una vez y disfrutar de su paisaje en totalidad, un abrazo.
ResponderEliminarGracias Edudardo por ayudarla a salir a pasear, un abrazo!
ResponderEliminarno Cris, yo hablaba de la protagonista.
ResponderEliminarTu texto es tuyo y así lo acepto y no soy crítica de nadie(ni lo pretendo ser, obvio)ni suelo ponerme en ese papel
besos
Está bien Laurita, pero yo las acepto igual, a veces ayudan a modificar algo que no está claro o a mejorar lo escrito, te mando un abrazote.
ResponderEliminarHermoso tu escrito. Creo ver y vivir las imagenes que dibujan tus letras
ResponderEliminarMaria Cristina, Buena semana
Un abrazo
Gracias Rosa, eso es muy bueno para mí, un abrazo.
ResponderEliminarfelidicades per la nueva imagen del blog y por tu constancia en este y en el nuestro
ResponderEliminarMelancolia de otoño que empieza golpear la puerta en mi joven Buenos Aires.
ResponderEliminarBesos
Ya cambiará el paisaje y entonces podrás salir a disfrutar de la bella naturaleza.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola Maria Cristina que tal. A mi lo que me gusta del otoño es como las hojas de los arboles van cubriendo las veredas de la ciudad dandoles cierto ambiente pueblerino, cierta calma.
ResponderEliminarTe mando un abrazo y que andes bien. Chua
Hola Chicos de Peny! Gracias a ustedes por visitarme, un abrazo.
ResponderEliminarHola Iván, fui antes a conocer tu blog y te dejé comentario, muy buen relato, gracias por visitarme, un abrazo.
ResponderEliminarHola Rafael, en la realidad, acá el clima está horribleeee!!!! ja ja ja, un abrazo.
ResponderEliminarLa alfombra dorada, claro que las vecinas y encargados no pensarán lo mismo al tener que barrerlas no? ja ja ja, un abrazote.
ResponderEliminarEse cierre impresiona y duele. Muy bonito. Un placer leerte.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Maria Cristina:
ResponderEliminarQué bonitas letras has plasmado, con tinta de nostalgia, pero quizá sea la única manera de que sequen las lagrimas.
Un cálido abrazo alado, amiga.
Salvador, fui a conocerte antes de contestar tu comentario, es un honor que un poeta de tu valía me visite, gracias, ya soy tu seguidora, un abrazo.
ResponderEliminarDiana, esto quiso ser un poema pero no me animé ante tantas poetisas y poetas que comparten nuestros blogs. Gracias, un abrazo.
ResponderEliminarNo siempre que expresamos tristeza significa que realmente estamos tristes. Qué lindo texto.
ResponderEliminarUn abrazo querida María Cristina.
Andri
Gracias Andri, es así, un abrazo también.
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