Hace ya algún tiempo escribí sobre un
vecino que no vive bien, toma alcohol en exceso, sus noches son largas y
ruidosas, en soledad con su mala costumbre. Es inteligente, al lado de las dos
consabidas botellas de vino vacías, siempre se encuentra en el cuarto de la
basura un envase grande de agua soda para hidratarse. Hoy recibí una grata
sorpresa, al ir a llevar mi bolsa de residuos y pasar por su puerta, llegó
hasta mí un suave aroma a café recién hecho. Pasó un buen rato y todavía se
siente el olorcito dentro de mi departamento. Quizás se haya producido algún
milagro y la vieja costumbre haya mutado para su bien. Quizás mañana no
encuentre los conocidos envases. Creo que tiene algo más de la edad de mis
hijos mayores, alguna vez, hace dos o tres años, lo visitaban sus dos hijas adolescentes.
Aun ahora, sentada ante mi computadora me llega el saludable olor, y además
trae esperanzas.
Si, el entrañable olor a café recién hecho. Que ya no "disfruto" al haberlo dejado hace muchos años. Descafeinado, años también. Después leche de avena con achicoria... Y últimamente un té verde en ayunas. Los cambios de la vida.
ResponderEliminarEl relato que haces de tu vecino, el de tantos bajo unas circunstancias u otras, no dejaría de ser un tramo, un espacio, en su vida. Hoy así, mañana Dios dirá.
Nadie, a un cierto nivel de existencia, quisiera vivir situaciones incómodas... pero éstas surgen. Y no cabría aplicar aquí aquello de "quien esté libre... tire la primera piedra".
Un abrazo, Cristina.
Sin duda resulta ser un aroma de esperanza, ojalá no sea un momento anecdótico y se conviertar en sus nuevas constumbres.
ResponderEliminarMil besos Cristina :)
Sí Ernesto, no se trata de juzgar, sí de preocupación, es alguien pared de por medio, me recuerda a Dr.Jeikyl y Mr.Hyde, de día un señor, de noche su perdición. Pienso en tantas personas en este mundo que no pueden encontrarle sabor a la vida y la desperdician y se sumergen en abismos terribles. Uno quisiera decirles, despierten y miren a su alrededor, no están solos, un abrazo!
ResponderEliminarEs de esperar que sea así, Nieves, cuando uno es testigo de cosas que perjudican quisiera intervenir para ayudar a cambiar, pero cada uno es dueño de su vida, un abrazo!
ResponderEliminarLa esperanza es lo ultimo que se pierde
ResponderEliminarO tal vez sea otro inquilino
Buena semana
Cariños
ja ja ja, Abuela Ciber, muy bueno, no, sigue el mismo, un abrazo!
ResponderEliminarEsperemos que cambie, nunca se sabe.
ResponderEliminarOremos por el.
Un abrazo.
Yo no tomo café pero tu manera de cortar el caso de tu vecino, me han dado ganas de tomar un cafelito.
ResponderEliminarEsperaré ya a la hora de la cena, no creo que me quite el sueño porque duermo más que las mantas.
Un besito
Gracias Marian, esperemos que sea así, un abrazo!
ResponderEliminarHola Ma de los Angeles! A mí me gusta más olerlo que tomarlo, cuando hago las compras paso por un lugar donde hacen un café exquisito, yo paso despacio para poder sentir el aroma, buenos sueños, un abrazo!
ResponderEliminarQue ese aroma le cultive de buenas esperanzas para la paz de su corazón.
ResponderEliminarBesos.
Ojalá tu vecino haya cambiado su forma de vida, así tu tendrás un agradable olorcito por la mañana. Si ha tenido la voluntad de dejar según que costumbres, es muy posible que sus hijas vuelvan a visitarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ojalá, que el alcohol es muy destructor.
ResponderEliminarEl olor a café qué rico es, me fascina.
Un gran abrazo!
Gracias Olga y Carles, un abrazo!
ResponderEliminarOjalá sea así Conchi, gracias, un abrazo!
ResponderEliminarCoincidimos, Sara, es exquisito, un abrazo!
ResponderEliminarTu vecino vive lo que debe vivir, pero la luz es su destino final. Igual que el nuestro...
ResponderEliminarPaz y Armonía
Isaac
Es muy cierto Isaac, uno no puede vivir la vida de los otros, un abrazo!
ResponderEliminarAl fin y al cabo cada cual es el timonel de su navío, pero da tristeza cuando alguien pierde el rumbo... tal vez ese aromo a café sea una señal de esperanza.
ResponderEliminarAbrazos.
Eso, Rafael, da tristeza su tristeza, quizás el rumbo cambió, un abrazo!
ResponderEliminarYo no tomo demasiado cafe. El vino no me gusta. Tomo mas mate y cerveza. No tengo idea de lo que hara el vecino jja.
ResponderEliminarTe mando un abrazo
Vamos por el mate todavía! Un abrazo Gustavo!
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