Un día mi hijo más chico volvió de
la escuela diciéndome Ion, Ion, esto, Ion, lo otro. Le pregunté de dónde salía
eso, me dijo, es Jon. Lo usaban para hablar entre los chicos, fue antes del
famoso bolú que después se puso de moda y hasta hoy se escucha. Le reclamé, no
soy Ion, ah, dijo él, entonces serás Iona. Y así me quedó el apodo, pero por
mis costumbres de guardar todo hasta el último suspiro, en los últimos tiempos
comenzó a llamarme post guerra. Hace poco mi cama se rompió, hice un relato
fantástico para relatarlo, pero la realidad es que quise arreglarla sin decir
nada. Busqué varios libros de tapa dura, los apilé, los cubrí con papel y bolsa
de polietilieno y los calcé con gran prolijidad donde estaba la rotura. Yo
estaba muy orgullosa con mi arreglo, pero mi hijo descubrió los paquetes y me
preguntó, ¿por qué tenés libros bajo la cama? En ese momento le contesté, ya no
hay lugar. Inocente de mí, creí haberlo engañado luciendo mi perfil post
guerra, pero él se apareció un día con un moderno somier y ahí está ahora
reemplazando mi antigua cama de madera de mil quinientos años. Recuerdo las épocas en que algo se descomponía
y yo lo esperaba a mi marido de vuelta del trabajo con la hoja del diario
marcada en el nuevo aparato, en eso éramos compinches, él se comunicaba por
teléfono con la casa de electrodomésticos y a los dos días lo teníamos en casa.
Pero los años pasan y uno va cambiando, en consonancia con el bolsillo. Pretendo
ahorrar y a veces exagero.
Antiguamente cuando algo se rompía lo arreglábamos, o al menos lo intentábamos, hoy en la mayoría de los casos lo renovamos, sobre todo si tiene varios años, nos han convencido que en esos casos llamar a un técnico es mas costoso.
ResponderEliminarAbrazo.
Le hubieras reclamado que en un momento llegó y deshizo tu ingeniosa obra de arte de libros ; )
ResponderEliminarFuera de broma, te felicito por tu hermoso hijo. Y, recuerda pero por nada vayas a añorar, mi querida.
Abrazo.
Yo también soy de intentar arreglarlo . Pero la gran mayoría declaa veces termino por romperlo del todo con mis chapuzas . Termino trabajando en balde para arreglarlo ... y al final voy a comprarlo nuevo
ResponderEliminarLos tiempos cambian y eso de arreglar las cosas antiguas parece de otros tiempos ... tan lejanos que parecen de otro mundo .
Besos y cuidate ;)
Creo que yo también peco de ahorrativa. Los jóvenes de ahora enseguida lo tiran todo y yo siento una pena¡¡¡
ResponderEliminarHace unos días fui a batir unos huevos y cuando mi hijo vio el plato, empezó:
-Pero mamá, es que no puedes comprar platos? Este es de "Cuéntame".
Te diré que "Cuéntame" es una serie de tv. que se vasa en los años 60 y tiene los platos aquellos famosos de cristal...y es que estos no se rompen nunca, jajaja.
El caso es que le dije que no los pensaba tirar pues me hacen servicio en la cocina. Se fue murmurando. Pero yo no le hice caso y sigo con mis platos de vajillas destartaladas, uno de cada color para uso de la cocina, jajaja.
Lo importante es que no te caigas de la cama.
Un abrazo
Todo cambia mi querida, pero hay que aceptar los regalos que te dan los que te aman
ResponderEliminarPaz
Isaac
Enhorabuena por tu nueva cama. Un beso
ResponderEliminarAhora ya no se arreglan las cosas, cuando se rompen se cambian por otra, y bajo mi punto de vista, es un error. Se deberían arreglar, hasta que ya no se pudiera más y se hiciera necesario sustituirlas. Nos ahorraríamos no solo dinero, sino materiales y recursos, que así es como nos cargamos el planeta.
ResponderEliminarFeliz fin de semana. Un abrazo.
Sí Matías, por ese mismo motivo y después de haber sufrido el tema de técnicos aprovechadores, recurríamos a comprar nuevo. Gracias, un abrazo!
ResponderEliminarjajaja, Sí Sara, fue una pena, estaban tan prolijitos! Con mi hijo tenemos una hermosa relación de abrazos y discusiones leves muy reconfortante. Y los recuerdos ya no hacen mal, un abrazote!
ResponderEliminarEs real Nieves, arreglar sale muchas veces más caro, y eso cuando no te roban y queda peor que antes, en vida de mi ex marido él se daba maña para muchas cosas, pero cuando no podía hacerlo se cambiaba por nuevo. Y como verás, parece que yo también soy bastante chambona para las reparaciones jajaja, un abrazo!
ResponderEliminarAy Ma de los Angeles, por eso mi hijo me puso ese apelativo, yo uso cosas que a veces dan pena también! Pero es que uno se encariña porque le resultan útiles a pesar de su apariencia desastrosa! Te mando un abrazote!
ResponderEliminarSí Isaac, mi hijo está muy atento a las cosas, yo le agradezco mucho eso, pero quiero que invierta el dinero en su futuro, él está ahorrando para su casa propia, gracias, un abrazo!
ResponderEliminarGracias Susana, es muy cómoda! Un abrazo!
ResponderEliminarMuy de acuerdo Rita, sucede que cuando uno mismo o alguien allegado no puede hacerlo, caemos en manos inescrupulosas, en estos tiempos parece que ya se esfumaron los buenos artesanos y pululan los aprovechadores, es por eso que uno se decide a cambiar, pero te cuento que cuando mi hijo salió a la calle con la cama vieja se la sacaron de las manos dos muchachos que pasaban, alguien la pudo aprovechar, un abrazo!
ResponderEliminarYo no usaba libros, pero sí ladrillos apilados para sostener la cama rota.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como siempre sincera y auténtica, eres un libro abierto y me encanta leer tus entrañables historias. Un beso.
ResponderEliminarQué bien, Rafael, no es cierto que a veces uno tiene que ingeniarse para conservar sus cosas? Un abrazo!
ResponderEliminarGracias Maru! A veces me considero bastante aburrida, pero hace un tiempo mi nietita me dijo algo que me alegró, abu, me divierto mucho con vos! Un abrazo!
ResponderEliminarEl ahorro es necesario, la creatividad también. Y la "cultura" debajo de la cama, qué decir. jjajajajaja… Siempre ha sido muy socorrida esa fórmula!
ResponderEliminarY sí, los tiempos cambian! Y es una suerte que así sea.
Abrazos Cristina.
Pero te das cuenta, Ernesto, ahora estoy privada de tener sueños literarios! jajaja, un abrazo!
ResponderEliminarTe felicito por ese hijo que tienes María Cristina.
ResponderEliminarAntes; todo se arreglaba, ahora usar y tirar.
Así nos va. ¡Gracias amiga!
Un fuerte abrazo.
Son los tiempos modernos, Marian, se hacen cosas para no durar, gracias, un abrazo!
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