Dejó de comer por un momento y observó el entorno. Las personas que la
rodeaban, cada una en mesas circundantes, inmersas en sus pantallas electrónicas.
Pensó en el mundo en general, dominado por esta modalidad, ajenos al hilo
invisible que los había conducido a esa situación. Sin tener consciencia de
eso, llevados por una inercia sutil y planificada desde algún lugar desconocido
de poder y secreta ambición. Quizás era la excusa perfecta para no pensar, para
olvidarse de las heridas que no cierran, se estremeció por un instante y tomó
su celular.
Al final sucumbimos al celular, le damos el valor de hacer olvidar la realidad. Un abrazo
ResponderEliminarTodos caemos. Un beso
ResponderEliminar