EN LA NUBE

 

                         

   A ella le habían contado que el abuelito estaba ahora en una nube y que desde ahí los veía y cuidaba. Así que por las tardes salía al patiecito trasero con algún libro de cuentos y sentada en su sillita observaba el cielo tratando de encontrarlo. Cuando estaba despejado o llovía preguntaba y le decían, seguro está viajando por otros países. Sobre la repisa de la chimenea habían colocado una fotografía desde la que le sonreía, y al lado un florero con tapa que la tenía intrigada. Una tarde de lluvia decidió subirse a una silla,  apenas en puntas de pie lo alcanzó, con tanta mala suerte que se deslizó de sus manos y cayó al suelo con gran estrépito. Su hermanita mayor entró corriendo y lanzó un grito ¡el abuelo! Ella miró bajo sus pies y descubrió la primera de una de las muchas otras mentiras que le llegarían más tarde, a lo largo de su vida.