sábado, 13 de agosto de 2011

                                   EL OSITO THEDDY


                Cerré la boca de inmediato. Las últimas palabras del capítulo mencionaban que el osito había hablado en voz alta, mientras creía que sólo estaba pensando. Y ante el temor de que me sucediera lo mismo,  mi cara se mantuvo inmóvil por unos momentos, con mis carrillos inflados por la fuerza que implicaba no ceder la apertura de los labios. Tenía cinco o seis años, no puedo recordarlo con claridad porque había comenzado a leer desde muy pequeña. Y el miedo que sentí fue real. Mis ojos ya registraban demasiados hechos cotidianos que me costaba entender. A veces jugaba a las visitas, rodeada de todas las muñecas, al tiempo que observaba a los demás integrantes de la familia en sus diferentes conversaciones. Nunca entendí el mundo adulto, me atrevo a decir que ni aún siendo yo misma una. El accionar de algunas personas resulta devastador.

10 comentarios:

  1. Muitas Vezes Deus Tira Alguem Que
    Amamos Tanto.
    Mais Esse Mesmo Deus Traz Alguem
    Que Aprendemos Amar..
    Por Isso NÃo Devemos Chorar
    Pelo Que Nos Foi Tirado
    E Sim ..Aprender A Amar O
    QUE Nos Foi Dado ..
    Nada Que È Nosso Vai Embora Para Sempre.
    A Você Com Muito carinho um
    feliz Domingo (DIA DOS PAIS)
    Beijos No Coração.
    Evanir.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Evanir por visitar mi blog, aunque no hablo portugués entendí tus palabras, un afectuoso saludo

    ResponderEliminar
  3. Cuando era niño le tenía miedo a una payasa de trapo que había en casa, nunca lo dije, pero también tenía la impresión de que fuese a hablar. Con el tiempo he aprendido que los adultos pueden ser peores que una muñeca parlante.
    Mil saludos :)

    ResponderEliminar
  4. Gracias Eduardo, todos tenemos nuestros temores y nos sentimos mejor cuando podemos manejarlos.

    ResponderEliminar
  5. Por mi parte, muchas veces prefiero escuchar a los juguetes...¿estaré loco? Estoy seguro que no. Es muy hermoso como lo cuentas. Muchos saludos.

    ResponderEliminar
  6. Anuar, imagino que esta es la respuesta a mi emoción expresada en tu blog, gracias, un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Y que lo digas, maría cristina, el accionar no veas cómo puede dañar devastadoramente a otra.

    Te puedo decir que este momento estoy pasando por esa devastación. Un trato así, sería como para nunca más hablarle.

    Un abrazo.

    (Claro que no renegaré del algunos ruidos que hace la palabra, creo que nunca callaré aunque diga que lo vaya a hacer.)

    ResponderEliminar
  8. Andri, hay que estar muy atenta y hacer caso al instinto (Mujeres que cabalgan con los lobos es un libro que habla de eso) Pueden ser cosas del momento donde la ira nos descoloca o ver si verdaderamente esa persona no nos hace bien. Para eso hay que quedarse sí en silencio y mirar dentro de una, te mando un abrazo grande y deseo que solo sea lo primero.

    ResponderEliminar