ESTOY SEGURA DE QUE SE MOVIÓ
No quiero decir mucho delante de esta gente que no conozco bien. Más tarde te cuento, pero te aseguro que no estoy loca, el piano se movió de lugar. Imaginate que algo tan pesado cambie de espacio así como así, es impensable. Consulté con Dorita, ella me juró y recontrajuró que no lo tocó para nada, pasó la aspiradora como siempre pero no lo movió un centímetro. Menos mal que la tengo a ella de testigo, sino cualquiera diría que tengo visiones o la edad me está trayendo delirios. Bueno, está bien, venite a casa en cuanto puedas, mañana estoy a la tarde, un beso, chau.
Pasá, pasá, qué calor nó. Dame el paraguas, claro, te entiendo, ahora llueve cuando uno menos lo espera. Preparé el té, pero si querés hago unos mates. No te hubieras molestado, qué ricas son estas masitas, las compraste en la esquina. Viste las delicias que hacen ahí. No se puede creer y los precios no te matan, porque por lo general lo bueno es caro. Mirá y decime si notás el desplazamiento, siempre estuvo casi pegado a la ventana, ahora está casi en el centro de la sala, es muy evidente. Claro, claro, pero qué tiene que ver el terremoto de Chile, sí, leí que tuvimos un corrimiento del eje del planeta, pero no será para tanto nó. Vení, vamos a la cocina, así estamos más cómodas.
No oís la música, de dónde viene. Qué raro, mis vecinos están afuera, esto es muy solitario cuando viajan. De dónde viene esa melodía, vení, quiero sacarme la intriga, pero no te asustes mujer, acompañame a la puerta de calle nada más, por ahí es un festival callejero de esos que arma el gobierno de la ciudad…AAAAYYYYYYYY…
(En medio de la sala, se ve el piano abierto y sus teclas moviéndose con gran energía, llenando el aire de Bach.)
supongo que esta historia es ficción...alguna vez te conté sobre mi ventilador de techo con autonomía propia?
ResponderEliminarbesos
Sí Laurita, pretendo ser leal, cuando pongo "cuento" es ficción, sino pongo "relato"
ResponderEliminarMe gustaría conocer la historia de tu ventilador, me imagino lo terrorífico que debe ser tener algo que se mueve solo sobre la cabezaaa!!! Besitos y gracias por leerme siempre
¿Y de la parte final de Requiem, qué me dices?
ResponderEliminarHola Anuar, te dejé la respuesta en tu blog, gracias por pasar.
ResponderEliminarUn piano!!!! pobrecito, se canso de esperar que alguno en la familia lo toque y arranco solito...si era blanco y de cola, es el mio!!!
ResponderEliminarbesos
Sandra
Mami, ni yo puedo tocarlo, justo me rallé el dedo gordo como en tu casa con las zanahorias, me gustó tanto tu rallador que me compré el mismo ja ja ja. Así no se puede...
ResponderEliminarAy, Maria Cristina, que has hecho recordar las sillas de casa de mis abuelos que decían que se movían solas...:)
ResponderEliminarGracias por tan refrescante cuento.
Muy bueno tu relato. Depende de como se quiera creer. Las cosas se mueven aunque los demás piensen lo contrario. ¿no será que el piano está reclamando atención?.Gusto en saludarte.
ResponderEliminarGracias Eduardo, intento hacer ejercicios de imaginación para no caer siempre en lo personal
ResponderEliminarMi hija y yo estudiamos piano de chiquitas, pero en casa nunca hubo uno. Tal vez sea el deseo no realizado.
ResponderEliminarSe me disparó, gracias por pasar Lao.
ResponderEliminarAunque no sé si tu comentario en mi blog estaba dirigido a mí, muchas gracias, pero, tal y como te publiqué en mi rspuesta, ¿es tan rara la ternura en los hombres? :)
ResponderEliminarSaludos
Por supuesto Eduardo, era sobre tu trabajo, y en cuanto a la ternura, yo nunca la encontré, por ahí tampoco la inspiré no? Debe ser seguramente un ida y vuelta.
ResponderEliminarQuerida María Cristina, la primera parte de mi comentario era una broma sobre tu error al escribir mi nombre, algo que a mí me pasa demasiado a menudo, conmigo y con los demás :) Una desventaja que tiene la palabra escrita es que no se pueden apreciar los tonos de la voz.
ResponderEliminarEn cuanto a la ternura; una persona que escribe de la forma que lo haces tú, y que demuestra una sensibilidad exquisita (eso es escaso en ambos géneros) tiene que inspirar ternura por peso propio, que los demás no la perciban, estimada amiga, está fuera de nuestro alcance. Si alguien ve la expresión de tu mirada y no se enternece, que corra directo a la primera consulta del psicoanalista.
Personalmente, me considero más tierno que el pan recién horneado, pero comprendo perfectamente tu escepticismo...que para algo nos tiene que servir la experiencia, ¿no?
Gracias por saber recibir el mensaje de mis humildes versos.
Mil saludos
Mil gracias Eduardo por todo lo que me decís, y disculpá mi error, no me di cuenta para nada, pero como te escribí en tu blog recién, tuve una situación peor con alguien llamándolo con nombre femenino, Isabel en lugar de Rafael, fue delirante! Un abrazo
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