Ahí vive con la abuela, había dicho, con sus ojos traspasándome, absorto en el recuerdo. La mordedura de los celos caló hondo, pero me recompuse para sonreírle y continuar caminando como si nada, por la costa, cerca del agua. A unos metros, el viejo caserón, similar a un castillo, guardaba la imagen de una mujer desconocida que ya no lo amaba más. Creí ver un movimiento en el cortinado de una de las ventanas e imaginé a alguien mirándonos. Un piano sonaba melancólico, las últimas notas cayeron en medio de los dos.
Me han encantado las últimas palabras ... las últimas notas cayeron en medio de los dos...
ResponderEliminarMi admiración y un beso.
Para vivir en ese lugar yo también tendría sana envidia. Las notas de ese piano fueron muy oportunas y se entremezclan en el relato como si fueran parte del mismo.Muchos saludos María Cristina.
ResponderEliminarGracias María! Un abrazo
ResponderEliminarHola Lao, es cerca del puerto de Montevideo, un abrazo!
ResponderEliminar"El piano, en la casa cerrada...."
ResponderEliminarBuen texto.
Un abrazo.
Maria Cristina estas transitando la linea de misterio y lo logras
ResponderEliminar}Un abrazo
Quien pudiera estar allí...mi imaginación va a mil por hora...
ResponderEliminarHa descrito un lugar realmente bello, con pocas palabras, pero ya lo tengo dibujado en mi mente...
Ojalá encontrara un día la foto, te la mandaría enseguida!
O igual te mando un dibujo sobre este relato...
;)
BESOS!
Gracias Gaucho, un abrazo!
ResponderEliminarHola Lapislazuli, gracias, eso espero, un abrazote!
ResponderEliminarRemei, es en el puerto de Montevideo, Uruguay, ahora algo habrá cambiado, eso ocurrió hace muuuuchos años, pero una foto o dibujo tuyo sería un inmenso regalo para mí, abrazo!
ResponderEliminarMe dejas como siempre Maria Cristina, con ganas de más. n un texto tan corto hay una historia de amor , de celos, recuerdos que no se olvidan, ni siquiera por vos que ni los vivistes, todo lo que nos hace una mirada, adoro como escribís. Mil gracias también por aquí por estar a mi lado preciosa, no olvido, con cariño desde Uruguay.
ResponderEliminarLyliam, vos que estás ahí tal vez puedas decirme si aun continúa en pie ese caserón tipo castillo del que hablo, casi sobre el puerto de Montevideo, un abrazo!
ResponderEliminarQué bello texto lírico, los pianos inspiradores de todos los poetas tienen un halo de misterio, enigmas de otras vidas guardados, manos que hay tocado un "Para Elisa" alguna vez...
ResponderEliminarUn beso
Me quedo por acá.
lujanfraix.blogspot.com
Mi blog principal.
Gracias Luján, creo que nos vemos en algún blog amigo, voy a visitarte, un abrazo
ResponderEliminarMA CRIS
ResponderEliminarMurió el chico?, se suicidó ?
parece una novela de DAPHNE DE MAURIER, buenísima
che, nena, en el beyer estoy por el ejercicio 77, (piano) feliz
beso
un abrazo
Qué bien Magú! Felicitaciones, vamos adelante nomás! No, nadie se mató acá ja ja ja, un abrazo!
ResponderEliminarCuando hay celos es porque aún existe la semilla del amor... mm.. ¿Será que esa nota del piano sí era la última que sonaría en medio de los dos?
ResponderEliminarBuen inicio de semana
Besitos.
Hola María Cristina.
ResponderEliminarVenimos de blogs amigos porque somos una gran familia.
Gracias por tus preciosas palabras, me alegro de que te haya gustado mi blog vintage, me encanta lo retro.
Besos grandes
Sí Diazul, fue un amor adolescente más por mi parte que por la de él, un abrazo
ResponderEliminarUn gusto Luján, abrazo!
ResponderEliminarMuy críptico, no entendí.
ResponderEliminarQuizás la eterna queja entre líneas hacia el abandono proferido por alguien amado.
Anuar, fue un amor adolescente no correspondido, son destinos, un abrazo
ResponderEliminarCuando se acaba el amor, hasta las notas de un piano suenan a lágrimas.
ResponderEliminarBello relato, amiguita Maria Cristina.
Muchas gracias por visitarme asiduamente!!!
Un abrazo enorme en el alma.
Besos Maria Cristina.
ResponderEliminarTe dejo mi huella de hoy.
Cariños miles.
Hola, Cristina:
ResponderEliminarUn viejo caserón, un piano melancólico y un triste corazón...
Un abrazo.
Gracias Diana! Cosas del amor y el desamor, un abrazo!
ResponderEliminarGracias Luján, un abrazo!
ResponderEliminarCorazones rotos, cuántos hay no? Gracias Rafael, un abrazo también!
ResponderEliminarHola María Cristina. Desde la bitácora de Lao paso a saludarte.
ResponderEliminarUn cordial saludo
es que realmente había alguien alguien mirando, fue apenas un pantallazo y con sutileza para no ser descubierto...
ResponderEliminarmuy bueno, Cris, me encantó
besos
Esa era la idea Laurita, "la inolvidable" estaba ahí nomás, un abrazote!
ResponderEliminarGracias Armando! Y gracias a Lao que nos va enlazando a los blogueros amigos.
ResponderEliminarYo estoy un poco lejos de ahí jjajjaja, pero en cuanto vaya a Montevideo te averiguo y le saco una foto también si es que está. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Lyliam, sos un amor! Abrazote
ResponderEliminarYo creo que detrás de esas cortinas, hay un corazón que no es indiferente, algo de hubo late todavía.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias María Cristina por tus lindas palabras en mi blog, un placer para mi estar contigo.
ResponderEliminarUn beso grande.
Hola Ana, gracias por tu visita, y sí, ahí estaba la que no se podía olvidar, un abrazo!
ResponderEliminarLuján tu blog es un lujazo, abrazote!
ResponderEliminar¡¡¡Que suerte poder pasear por la orilla de la playa!!!
ResponderEliminarNosotros los madrileños lo hacemos una vez al año.
Encantador tu relato.
Un beso
Hola Ma.de los Angeles, en realidad se trataba del puerto de Montevideo, Uruguay, y hace muchíiisimos años, yo era una adolescente enamorada y él de la otra, ja ja ja, como en las mejores historias de amor! Un abrazo.
ResponderEliminarSe me había pasado esta entrada...
ResponderEliminarQue misterio, me da hasta un poquito de miedo, quien será esa mujer entre los cortinajes, y quien toca el piano...
Inquietante tu entrada!!!!
Besitos :)
Nieves, era la mujer inolvidable para ese muchacho que tenía a su lado a una enamorada de él. Cosas de la vida, yo te amo, vos tampoco ja ja ja. Un abrazo
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