miércoles, 18 de julio de 2012

EL HECHO

                    El hecho ocurrió hace ya algunos años, pero es imposible olvidarlo por las consecuencias que tuvo para todo el pueblo. Es que era un personaje muy conocido. Me acuerdo que vinieron de las poblaciones vecinas, montones de gente curiosa, como si hubiera llegado el circo. De chico me impresionaban mucho los trapecistas y los leones y los equilibristas que danzaban en una cuerda tendida en el vacío. No podía mirar, cerraba los ojos cuando subían y recién los abría cuando los aplausos decían que estaban seguros en el piso saludando. Ahí sí aplaudía yo también, rabiosamente, para sacarme todo el miedo afuera.

                   Todo empezó por la infidencia de un chico, ahora un hombre que carga en sus espaldas con esa cruz, producto de un comentario inocente acerca del hecho. Cuando lo recriminaron quiso escaparse por temor a las represalias, pero al ser una criatura ninguno se animó y ahí quedó el pobre expiando sus culpas. Las culpas… esas malas compañías que llevamos a lo largo de la vida a veces. Si uno pudiera desprenderse de ellas como de una ropa vieja y dejarlas de lado…El padre Ramón fue una gran ayuda para mí, a pesar de estar muy dedicado al vino de la misa fue un cura muy gaucho. Algunas mujeres de por acá podrían atestiguar lo que digo. En fin, hablaba de aquel asunto, tendría mucho para contar pero me está entrando el sueño, últimamente duermo más de día que de noche, cosas de la edad. Pobre muchacho, pensar que su padre había soñado verlo convertirse en alguien importante, bueno importante fue, pero al revés.

sábado, 14 de julio de 2012

EL CALOR DE UNA MANO

      Cómo voy a ponerme la malla con estos pelos horribles si no tuve tiempo de depilarme qué vergüenza pero pensándolo bien está algo oscuro nadie va a darse cuenta vení mamá nos vamos a la playa llevá para tomar mate habrán quedado bizcochitos por suerte algunos hay si tenemos ganas compramos churros, qué me van a hacer mal si están recién hechos viste los rellenos de pensarlo se me hace agua la boca dale mami no empieces a dar vueltas así estás bien te acordás del traje de baño con voladitos en la cadera qué lindo era con fondo rosa y florcitas de todos los colores dónde habrá ido a parar seguro a la casa de alguna de tus amigas para la hija o nieta ni te molestaste en preguntar total los demás no sabemos pensar para eso estás vos vení no te enojés llevo la manta y un almohadón porque sé que ni loca te sentás sobre la arena viste cómo te conozco qué lindo caminar por la orilla mami mirá esas olas enormes nos quedamos por acá no sea cosa que el agua nos alcance sentiste frío yo también hay bastante gente a pesar de la hora pasará el churrero y bueno qué querés hambre no tengo pero se me antojaron voy a descansar un poco comprámelos eh… mami te apoyaste en mi rodilla…

        Abro los ojos, en la penumbra de la habitación siento el calor de una mano en mi rodilla derecha, enciendo la luz, estoy sola, pero ya no puedo volver a dormirme.

sábado, 7 de julio de 2012

LA BARRERA


                     Hacía varias horas que estaba sentado ahí, el café ya se había enfriado y el último cigarrillo se iba consumiendo solo entre un montón de colillas secas y amarillas. Por más que le daba vueltas y vueltas al asunto, no le encontraba solución. El mozo se acercó para preguntarle si quería algo más. Lo miró directo a los ojos y le contestó serio, no, gracias, ya me voy, tomá, y le dejó diez pesos sobre la mesa, antes de levantarse y salir.

                     Una suave llovizna, cálida, sin viento, lo recibió para amargarle más la tarde. Mientras caminaba por el medio de la vereda, un calor insoportable subía hasta su cara. Maldita humedad, pensó. Pero no hablaba de la humedad, en su rumiante cerebro la realidad lo había puesto contra la pared. Tendría que tomar una decisión y cualquiera fuese, estaba perdido. Por un lado o por otro, la simulación sería su inevitable destino. Una mano pequeña tomó la suya: hola, papá. Ella lo miraba desde un costado, sosteniendo la otra mano de su hijo. Sonrió resignado y levantó por los aires al chico, que reía feliz.


sábado, 30 de junio de 2012

MI PRIMO

Yo escucho siempre detrás de las puertas. Es la única manera de enterarme de lo que pasa. Mi vieja me huele y cuando hablan con mi viejo y las otras tías, se fijan primero si ando cerca. Pero como me escondo bien, nunca se dan cuenta. La mamá de Cachito se las tomó con un pariente lejano que le dicen el primo Juan Carlos. Yo sé que no es ningún primo, fue todo un invento de la tía para mandarse a mudar con el tipo. Primero se iba un tiempo de viaje y pasaba algunos días allá donde él vivía, pero al final se fue y chau. Pobre Cachito, me da lástima, lo veo tan zonzo, haciéndose el bebé con ese conejo pelotudo que arrastra de acá para allá, que le tuve que decir la verdad. Para que no se rieran de él por atrás los otros pibes del barrio. Porque las chusmas que se enteran de todo desparraman las noticias y los muy hijos de puta se la agarran con mi primo. Yo lo voy a defender si lo cargan de nuevo cuando pase en bici por la otra cuadra, donde están los tarados estos. También, pone en el canasto a ese conejo mugriento del que no se separa ni a sol ni a sombra. Cómo no lo van a jorobar, no sé cómo no se da cuenta que ya está grande para andar con juguetes. Se ofende si le digo que es un juguete, él dice que es su único amigo, ¿y yo qué soy entonces?  Claro que soy su primo, pero también soy su amigo, el que lo acompaña cuando sale solo a caminar; como todavía es chico, en una de esas se pierde, y el padre está tan mareado que ni se da cuenta de lo que hace. Se la pasa suspirando y tomando mate en la puerta de la pieza. A veces parece que se le vuelca el agua porque saca el pañuelo y se seca las manos y después se suena la nariz. Cada día está más flaco, ni la comida hace ya. Menos mal que Cachito viene a comer a mi cocina, sino se lo estaría llevando el viento también, como a mi tío. Hoy es sábado y en un rato van a venir todas las parientas, los escuché anoche, van a hacer una reunión para decidir qué se hace con Cachito. Si a alguien se le ocurre llevárselo lejos, están locos, a mi primo nadie me lo saca. Le voy a prestar mi cama, que se acueste a los pies, y también los patines, esos que tienen las ruedas torcidas pero todavía sirven. Y los dos nos vamos a ir a la plaza, todos los días un ratito, hasta la hora de la leche.

jueves, 21 de junio de 2012

ATRACO

                      Regresaba al Banco después de mi hora de descanso, cuando a media cuadra observé a la pareja que salía de la sucursal. Él, era un cliente; ella, rubia, vestida de rojo y muy elegante, no. Los dos con idénticos maletines. A unos pasos de la peatonal, cuatro tipos de riguroso traje oscuro los rodearon.



                       El tráfico me impedía avanzar. Un movimiento en el grupo dejó al descubierto un arma de fuego, que derribó de un certero disparo al cliente sobre la vereda.


                
                        Con los maletines que antes llevara la pareja y aferrando de un brazo a la mujer, partieron hacia la esquina donde yo aguardaba para cruzar. Mientras ellos ascendían a un automóvil con el motor en marcha, quise arrebatarles a su víctima. Pero al acercarme vi que ella sonreía, suave y aviesamente sonreía.


viernes, 15 de junio de 2012

LOS DETALLES

                   El detective miraba sus notas, sorprendido por la cantidad de detalles anotados a las apuradas y también conmocionado por la cercanía con la mujer muerta. Hasta un mes atrás, había conversado con ella en la entrada del edificio cuando coincidieron uno entrando y el otro saliendo. Hablaron sobre una vecina, enferma terminal muy querida por ambos, que dos años antes se había ocupado de solucionar problemas serios del consorcio. En aquella oportunidad, la unión de casi la totalidad de la gente contribuyó a un resultado feliz que aun disfrutaban. No podía suponer que poco tiempo después tendría que reconocer y registrar el lugar del aparente suicidio de su ocasional interlocutora de aquel día.
                
                    La escena mostraba el testimonio de esa decisión. El cubrecama, triste y descolorido color terracota, que la vio acomodar por última vez el cuarto, algo arrugado por el desplazamiento del cuerpo. El velador encendido, a su lado un tubo vacío de pastillas y la botellita de agua tirada sobre la alfombra. Y la foto del hijo, singularmente presente en su ausencia, testigo inocente y mudo, pero con los ojos bien abiertos, mirando desde otro lugar sin comprender, y a pesar de todo acompañando a su madre para no sentirse abandonado ni abandonarla, sin preguntas, aceptando ese destino que ella eligiera. Y ahí también estaban los frascos sobre la cómoda, prolijamente alineados como para usarlos en cualquier momento, pequeños envases con distintos contenidos. Y todo quedó ahí, sin uso posterior ni futuro, sólo para servir a una reproducción meticulosa y precisa. Para dejar sentados los detalles concretos anteriores a una acción inexplicable.

                         

domingo, 10 de junio de 2012

DOÑA MAGDALENA

                 Llevaba la batuta en la familia, hija, yerno y nietos bailaban al ritmo del bastón de la buena señora. Peinada de peluquería de la mañana a la noche (misterios del dormir sentada) canas cubiertas con un rubio ceniza perfecto, el porte de una reina hecha y derecha, Doña Magdalena.

                  Recuerdo el día en que la conocí. Llevada por no sé qué comentarios, me empezó a interrogar sobre mi matrimonio, como si me conociera de toda la vida. Yo ya no era una joven inocente y desprevenida, la miré con simpatía y le dije, ¿qué tal Magdalena, cómo la trata el reuma? Me odió en ese mismo instante y para siempre.

                  La hija y el yerno le dejaban a los chicos en sus horas de trabajo, ellos mismos le daban las armas y ella disparaba sin piedad. Con una mucama que ayudaba en todos los quehaceres los mantenía a raya, horarios de escuela, almuerzo, merienda, deberes, clases adicionales, todo supervisado al dedillo.

                   Lástima que tuvo que enterarse por una vecina de la infidelidad de su propia hija, eso la puso a meditar seriamente un breve tiempo sobre la actitud a tomar. Hizo una astuta y discreta investigación del presunto culpable y decidió que era mejor que su yerno. La trama y el método de Doña Magdalena para lograr su propósito no es algo relevante, pero sí los resultados. Ahora los chicos están con su mamá, que dispone de un personal trainer, días de sauna y masajes, tarjeta ilimitada y viajes por el mundo. Los fines de semana el papá pasa a buscar a sus hijos, mientras ella sale a disfrutar de diferentes paseos con su valiosa adquisición, mejor dicho, la de su madre y mentora, Doña Magdalena.