domingo, 17 de abril de 2011


                   Mi papá tenía varios primos y primas, entre ellos recuerdo a la tía Antonita, porque llegaba siempre acompañada de ruiditos en su panza. Era muy bajita y rechoncha, y continuamente se tomaba el vientre con sus manos disculpándose por la inoportuna interrupción en las conversaciones. Por supuesto los más chicos no disimulábamos las risas, ante la mirada ceñuda de los grandes a nuestro alrededor. Murió joven, quizás se cansó de disculparse. Otra prima, a la que nombrábamos así, la prima María, era muy expansiva, hablaba con grandes ademanes y en voz muy alta. En una ocasión y a raíz de una intervención quirúrgica, tuvo que guardar reposo durante un tiempo y allá íbamos con mi mamá los fines de semana para ayudarla, alternando con otras integrantes de la familia. Entre almohadones, dirigía las tareas de limpieza, cocina, lavado y planchado. Las cuerdas vocales no se habían visto afectadas por la operación. Francisquito, otro primo, era alto y algo jorobadito. Tenía una nariz larga y puntiaguda, con mi hermano le decíamos Pinocho, y una voz aflautada. Con estas cualidades, se había casado con una chica muy bonita, Inesita, de modales suaves, algo nerviosa y con un leve estrabismo que le iba bien con su estilo. Francisquito había instalado una imprenta en la parte delantera de su casa y ahí pasaba la mayor parte del tiempo. El primo Roberto, no confundir con el tío de Pedro Goyena, era plomero. Trabajaba en una empresa y hacía reparaciones a domicilio. Tenía fama de ser muy bueno y de tener una mujer muy mala que no lo dejaba vivir tranquilo. Circulaban rumores de separación que no se concretaron. O bien Roberto la consiguió domar a la brava, o bien ella lo domó a él. Había otro Roberto, el papá de Beba y Juan Carlos, este último el que llevara a los cabarets al primo diferente. Eran los más blanquitos y rubios de la familia y tenían un semblante algo bovino de origen desconocido. Huían del sol como vampiros, su piel era muy sensible. Beba siempre estaba contando cómo se había pelado por estar apenas unos minutos al sol. Era muy tranquila y reservada y pudo casarse con quien fuera su único amor, luego de que él enviudara, convirtiéndola en mamá de un varón de la anterior esposa. En  una charla entre ella y mi tía Rosa, la hermana de mi papá, le manifestó la sospecha de que él se había casado para que le cuidara al hijo. Parecía muy desilusionada y mi pensamiento de ese momento fue, pobre, tanto esperarlo, para qué. Con los años tuvo un hijo propio. Nunca supe si pudo cambiar de idea.

6 comentarios:

  1. MARIE CRIS
    pobre la tía antonita, capaz que murió joven por un problema intestinal, y sobre el tío que se casó para que le cuidaran al hijo, tal vez fue en parte por eso, pero gracias a eso nació el amor........pongamosle final de comedia de cine feliz
    jaja

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  2. Gracias Magú, vos seguidora como perro e' sulky, un beso grande

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  3. no voy a opinar sobre la historia en sí, pero me preguntaba qué cosas te removieron dentro para recordar todo esto....


    besos

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  4. Laura, gracias por pasar, en realidad esto es parte de una gran historia familiar que hice de a ratitos, con distintos recuerdos en diferentes épocas, no sé si está bien que las ponga acá, porque son para la familia que me precede, a ellos se las dediqué para que conozcan sus raíces

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  5. en realidad la que debería saberlo sos vos Cris, pero se me hace que si no es así debe ser algo inconsciente que está necesitando salir y tampoco es nada ofensivo como para que otros (yo por ejemplo) lo lea

    nena, de cualquier forma podes hacer privado el blog y así sí lo leerian solamente los que vos quisieras

    beso

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  6. Estoy andando a tientas, gracias a Magú estrené este blog y a veces no me doy cuenta de que escribo cosas que por ahí no le interesan a nadie ja ja ja. No importa en realidad quiénes las lean, ojalá pudiera escribir todas cosas interesantes. Gracias Laura, un beso para vos también y Felices Pascuas.

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