viernes, 13 de mayo de 2011

Mis dos hijos varones me confirmaron ayer algo que ya venía sospechando, soy mi mamá. Entrando en la primera etapa de la vejez, (ahora seremos centenarios) mi figura se asemeja mucho a la de ella. Desde hace unos años me voy reconciliando con esa realidad bastante dura para mí, que luchaba por diferenciarme. Pero además, ellos me adjudicaron un defecto que no me gusta nada, como quien no quiere la cosa manifestaron que yo siempre hago lo que quiero, como ella lo hacía  y por lo que discutíamos.
Me asaltó el eco de la voz de mi hermano, no hace mucho. Fue en el sanatorio donde nació mi última nietita (tengo dos más grandes, varones). Ahí, al llegar con su mujer, me preguntaron si la había alzado, y yo, con mi mejor cara de obediencia dije, no, los papás dijeron que no la saquemos de la cunita, ellos se encargan. Mi hermano entonces dijo, bueno, igual vos vas a hacer lo que querés. Sonreí estúpidamente como si no hubiera entendido, pero la frase quedó dando vueltas en el espiral del tiempo y justo ayer chocó con la de mis dos hijos. Lo peor de todo este asunto es que, por más que quiero verme en esa calificación, no puedo hacerlo del todo. O sea, debe ser verdad, va a ser mejor que empiece a verla. Tal vez debería comenzar por si todo lo que yo hago para hacerlos sentir bien tiene que ver con eso que piensan. El ocuparme demasiado de sus cosas tiene su costado meterete y de ahí viene el tema. Dejar que cada uno resuelva sin ofrecer mi ayuda, hacerme la distraída cuando aparece alguna demanda, ocuparme de mis propias cosas es un camino. Aunque esto parecería una venganza más que un cambio, no? Ah… así que yo me meto mucho, bueno, a ver cómo se las arreglan sin mí… El punto intermedio, del que soy tan aficionada, sería la solución. Estar cuando me pidan ayuda, alejarme cuando no. Será esto o se trata de algo que ni puedo vislumbrar? No me estarán pasando factura por el divorcio? Casualmente son los varones de la familia los que me cuestionan, los que me juzgan porque tomé la decisión final, quizás ellos hubieran preferido seguir teniendo a una madre sometida a los vaivenes amorosos de su papá, soportando más humillaciones con estoicismo. Una dolorosa lección para aprender.


12 comentarios:

  1. El Gaucho Santillán:
    No podés vivir la vida de tus hijos.
    Pero ellos no pueden vivir la tuya, amiga
    Un abrazo.

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  2. Gaucho, tuve que transcribir tu mensaje porque no podía insertarlo, es más se había borrado mi texto, es raro no sé qué pasó, gracias por tus palabras

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  3. marie cris
    algunas mujeres somos asi, hacemos de mamás hasta de nuestros padres. al menos, ves en carne propia que te parecerás a ella. la mia murió joven, apenas unos años más que yo, hasta ahi llegaré, en algo me estoy pareciendo, (más físicamente que de modo de ser) pero jamás sabré que cara tendría ahora, pasaron 20 años, bue bicha te llamo

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  4. y si simplemente pensaras que tenes muchisimos genes de tu mamá y que es lógico que te parezcas a ella y que si te pareces a ella y no te gusta la unica que te queda es "trabajar" en serio y para adentro tratando de salir de esa presion?

    metida, sobrep´rotectora, sin límites...se me ocurren un par de frases más que desde la psicología alguna vez me dijeron y que ahora las aplico en tu caso. Claro, visto desde mi lugar es facilisimo encontrar el punto medio pero bueno, es solo una opinion

    un besote


    ah, no fue tema de tu blog, fue un tema de blogger en general ya que por mas de 24 horas estuvo sin dar servicio

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  5. Gracias Magú, es un tema la mamá fuerte y protectora, las hijas tenemos que remarla, besitos

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  6. Sí Laura, tenés razón, mi hija es psicóloga pero a veces no puede con su vida, es que cuando está lo emocional de por medio es difícil, gracias un besote grande

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  7. al final, solo la propia meditación puede guiarnos en el medio de la tormenta.

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  8. Sí, tenés razón, esto fue como una reflexión en vivo y en directo, gracias por pasar Sigfrido

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  9. Cristina, como siempre, yo podría haber escrito tu comentario. ¿Es bueno o malo que seamos tan parecidas a ellas, aun sin desearlo? No sé, a mí me pasa todo el tiempo y la única ventaja (espantosa) es que mis hijos no llegaron a conocerla, pero tengo a mi marido para refrescarme la memoria.Paciencia...será mejor tratar de corregir los errores y repetir sólo lo bueno que nos dejaron. Mil besos.

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  10. Lástima que te olvidaste de firmar, así sabría quién sos, si volvés a mirar por ahí podés dejarme tu nombre al final del comentario, un beso también para vos y gracias por la solidaridad!

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  11. Cris, soy Silvia, la anónima Dama del Abanico.
    Besotes

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  12. SILVIAAAAAA!!!!! ERAS VOOOOOS!!!! Qué lindo que hayas pasado a dejarme tu comentario, tenés que abrir tu blog Silvia, vos sí que te lo merecés, sos una maestra!!! Un beso grande grande

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