El chico nació negro como el
betún. De inmediato, intentaron encontrar explicaciones entre los orígenes de
ambas familias. Llamados a larga distancia, consultas entre los conocidos de
los antepasados, en fin, nada se dejó librado al azar.
Pero no lograron
resultados satisfactorios. Con la palabra autorizada del pediatra, dejaron de
hacer conjeturas y se dedicaron a criarlo. “Si pasan el tiempo buscando el
origen, el pobre chico se les va a morir de desatención.” No necesitaron más
para darse por vencidos, al fin y al cabo, por años buscaron el embarazo sin
conseguirlo y ahora tenían la dicha del fruto de sus desvelos, más oscuro que
sus rubicundos padres, pero heredero al fin. La mujer se mostraba aliviada y
feliz. El marido, en apariencia, también.
Los años pasaron entre
resfríos, cumpleaños, escuela. Justamente fue en la escuela donde se presentó
un día un hombre alto, corpulento y de piel oscura, diciendo que quería conocer
a su pequeño pariente. Como era de esperarse, no le permitieron hacerlo. Con
muy buenos modos, la directora le explicó que tendría que dirigirse a la casa
de la familia para lograr su propósito. La escuela no estaba autorizada a
permitir la entrevista.
El hombre se fue con
algo de desconsuelo, pero aceptando los argumentos.
Tocó el timbre, una voz
femenina preguntó desde la mirilla. Se acercó para ser visto y una exclamación
ahogada se oyó del otro lado de la puerta. A continuación, silencio. Por varios
minutos se quedó ahí, escuchando sollozos entrecortados pero ninguna palabra.
Entonces, tomó coraje y dijo: María, vine a conocerlo.
Mejor no hubiera aparecido. Un beso
ResponderEliminarAhora empieza otra historia, un abrazo Susana!
EliminarPues ya se ha liado jaja. Abrazos
ResponderEliminarNada queda oculto para siempre, un abrazo Ester!
EliminarParece cuento, pero es verdad... en mi pueblo natal sucedió un caso exactamente igual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay Rafael, y cómo siguió la historia? Un abrazo!
Eliminar¡Menudo follón el que se avecina! Espero una segunda parte...no nos dejes así. Je, je
ResponderEliminarUn abrazo
Tendría que elegir entre un final feliz u otro trágico, en fin, por ahora es lo que tenemos, un abrazo Rita!
EliminarBastante mal. Se hubera acordado antes que era su hijo. Ahora si la nueva familia que se hizo cargo o el propio chico no lo aceptan que se jda. Buen relato. Saludos
ResponderEliminarY... vos fijate que eran un matrimonio sin hijos y ella buscó en otra relación lo que le faltaba, así lo imaginé, debe de haber habido mucho sufrimiento en ambas partes, lo que pase a partir de la llegada del verdadero padre será otra historia, gracias por visitarme en tu descanso, Gustavo, un abrazo!
EliminarCurioso no sé. Pero desafortunado en el tiempo... puede.
ResponderEliminarAbrazos Cristina.
Comenzó siendo curioso y continúa desafortunado, el final es incierto, ahí Rafael podría contribuir con el caso de su pueblo, un abrazo Ernesto!
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