jueves, 30 de julio de 2020

¿ENSOÑACIÓN?


                    La playa está desolada, es temprano todavía y los turistas descansan. Dueñas y señoras, las gaviotas pululan en el horizonte y avanzan sobre la orilla. Algo raro sucede, se han amontonado en un determinado sector, no muy lejos de donde yo estoy recostada, disfrutando de los rayos suaves del sol, a esta hora de la mañana.
                    Me incorporo con pereza, la curiosidad puede más que mi deseo de reposo. Hago visera con mi mano para ver mejor pero no distingo nada especial. Entonces, me pongo de pie de un salto y camino decidida hacia ahí. A medida que me acerco parece alejarse más la improvisada reunión. Mis piernas pesan una enormidad, la arena, cálida y abundante, me obliga a realizar redoblados esfuerzos para llegar. Cuando quedan pocos metros, el grupo se dispersa rápidamente, tal vez sorprendidas por mi presencia inesperada. Me quedo mirando el lugar, pero no encuentro nada que haya justificado esa conducta. Pienso, bueno, seguro había restos de peces diseminados y los devoraron. Qué tontería, haberme preocupado por una cosa tan natural. Y me dispongo a volver a mi lona, que se ve más distante desde donde ahora estoy. Casi a mitad del trayecto de vuelta, oigo un sonar de alas a mi espalda, y antes de poder reaccionar, me derriba la feroz bandada, que, ahora sí, tiene una actitud definida.



2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Hubo una época en que escribía cuentos con un crimen de por medio, este fue rescatado de entonces, gracias por tu visita, Susana!

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