Los gnomos jugaban a las escondidas, el chubasco había pasado. Las hojas verdes y moradas resplandecían con sus
diminutos diamantes. Las voces de los pájaros llegaban desde todos los rincones del bosque. Un enorme arco iris dibujó el lado este del cielo.
Era un buen signo. Pronto vendrían los elfos a recoger las piedras preciosas. Aunque ya se habían emancipado, ninguno osaba transgredir las normas, en lo concerniente a la expresa orden de presentarse, apenas dejara de llover.
Si demoraban, los duendes oscuros se adueñarían del botín.
Una imprevista ráfaga de aire fresco sopló sobre las ramas y las gotas desaparecieron.
Bonito texto.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Un abrazo.
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ResponderEliminarGracias Gaucho! Un abrazo
ResponderEliminarMe encanta como estás escribiendo María Cristina!!!
ResponderEliminarMe encantan los duende y me gusta tu relato
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Lao, es para nuestros niños interiores, un abrazo!
ResponderEliminarHola Lapislazuli, un poco de magia para acompañar la realidad, un abrazo!
ResponderEliminarPrecioso texto María Cristina, un mundo fántastico y mágico para irnos un día amiga poeta como hoy de tu mano. Un abrazo como siempre con cariño.
ResponderEliminarLyliam, el término poeta me queda grande, un abrazo y gracias!
ResponderEliminarMARIE CRIS
ResponderEliminar?Al final triunfaron los duendes buenos o los oscuros?
bue,
siiiiiii siiiiiii siiiiiiiii
necesito ma´s hadas y duendes
en mi facebook la puse a CAMPANITA
bacio nena
Me alegro Magú, ya no tengo facebook pero te sigo por acá, abrazo!
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