Muy de a poco, con un nuevo partido, se ha podido comprobar
que la gente se une otra vez para corear al equipo nacional en cada encuentro.
Ayer fue muy emotivo ver el desplazamiento de familias para juntarse y alentar.
Un tráfico incesante que desapareció unos minutos antes de la hora señalada.
Y a partir de ahí, silencio tras las ventanas cerradas por
el mal tiempo que ayudó al acercamiento. Casi nadie cocinaba, se compraron
alimentos para consumir de a bocado y no distraerse ante una mesa tendida. Un
mate, o café o gaseosas circulaban entre los integrantes de cada hogar. Ojalá
no se pierda esta unión por algún mal resultado en lo queda por disputar.