En sus últimos días, él me hablaba
de su pueblito natal, allá en Italia. Relataba anécdotas de sus viajes diarios
al monte, para que las cabras retozaran. Quiero hacer memoria para repetir
alguna de esas historias, pero sólo recuerdo su cara, su mirada perdida, como
si ya no estuviera acá, como si la inminencia de su partida final lo hubiera
depositado otra vez en la infancia.
-Cómo, ¿ya te vas tan rápido?
Su pregunta me sorprendió, siempre me decía:
-Andá, que tenés que hacer, yo estoy bien.
No quise darme
cuenta de que ya no podía seguir con nosotros mucho tiempo más, por eso la
urgencia de contar lo que en su mente todavía quedaba intacto, el pueblito, un
libro leído de apuro, mientras el sol se filtraba desde algún pequeño arbusto,
cobijándolo en su descanso, después del almuerzo frugal que su madre le había
preparado muy temprano, antes de subir al monte.
Ahora, cuando alguien cercano, comienza
a reiterar sus historias de infancia, presto mucha atención, me quedo a su lado
todo lo que puedo y más, en tu homenaje, papá.
Entrañables recuerdos Cristina!
ResponderEliminarAbrazos.
Hoy es el día del padre por estos pagos, de ahí mi homenaje, gracias Ernesto, un abrazo!
EliminarQue maravilla como despliegas los recuerdos, es entrañable tu pluma. Abrazos
ResponderEliminarTeníamos una hermosa relación, a veces hasta sin palabras nos comprendíamos muy bien, gracias Ester, un abrazo!
EliminarSí, secundo lo que te dicen en los dos anteriores comentarios. Es que se nota a leguas tu inmenso amor.
ResponderEliminarMe hace mucho bien estar cerca de ti.
Un fuerte abrazo.
Éramos dos solitarios que se acompañaban, cada uno guardaba una tristeza y sin nombrarla nos unía. El mate amargo era el tierno intermediario. Mi ex marido me contó que en sus últimos momentos le dijo, cuidala mucho porque se queda sola, en fin, gracias Sara por tu compañía sincera, un abrazo!
EliminarEsto es lo más lindo que te he leído
ResponderEliminarFelicitaciones
Isaac
Gracias Isaac, tu sensibilidad es reconfortante siempre, un abrazo!
EliminarYo también echo de menos las historias. Un beso
ResponderEliminarLos recuerdos entrañables nos acompañan siempre, Susana, un abrazo!
EliminarYo siempre estoy recordando. Me acuerdo de mis abuelos, mis padres, tios, primos, pero siempre tengo en mis pensamientos a mis hermanos. Hemos sido 7, uno murió hace años, los demás ya están mayores, aunque la mayor soy yo.
ResponderEliminarRecuerdo como nos reuníamos a la mesa, también las risas...total, lo recuerdo todo y por ello tengo que dar gracias a Dios.
Un fuerte abrazo querida.
Es bueno recordar tiempos pasados, a veces hasta los sinsabores se olvidan y quedan solo las anécdotas que nos hacen sonreir, un abrazote Ma de los Angeles!
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